El papel de Londres en la
economía del mundo moderno
Esquema
1. Londres
respecto a Amsterdam.
2. Siglo
XVI: Comienzo de la expansión demográfica económica y comercial de la capital
inglesa, fruto de los cambios en la estructura de producción inglesa y el reforzamiento
de la Marina.
3. Siglo
XVII: comienza a consolidarse la posición de Londres como capital económica de
Europa.
·
Primera mitad del siglo: afianzamiento del
sistema productivo y de las redes comerciales con el Nuevo Mundo, Asia y
África, así como en el interior de Europa.
·
Segunda mitad del XVII: Gran expansión
demográfica de la City, aumento de la
burguesía financiera y la afluencia de capitales fruto de la expansión
comercial inglesa: fundación del Banco de Inglaterra 1694.
Pregunta
La posición de Londres siempre debe compararse con la de su
principal competidora: Amsterdam. Durante el siglo XVI y la primera mitad del
XVII, la ciudad holandesa será el centro económico y comercial de Europa; sin
embargo, toda una serie de cambios se estaban produciendo ya para esa fecha en
el sistema económico y las redes comerciales inglesas y esto supondrá el
impulso definitivo para que desde finales del XVII, Londres tomara el relevo a
Amsterdam como el centro económico de Europa.
El cambio principal se producirá en el siglo XVI, cuando se
modifica el sistema productivo inglés principalmente por el aumento de la
exportación de lana en paños, una exportación que ofrecía un producto más
liviano y barato frente a los llamados old
draperies[1].
Por otra parte, como bien sabemos Inglaterra siempre había estado
condicionada por su papel como potencia marítima, pero sin embargo, durante el
siglo XVI se había visto despojada del privilegio de los grandes
descubrimientos que habían llevado a cabo españoles y portugueses, lo que no
supuso un obstáculo para la constitución de las primeras compañías
comerciantes, centradas en los mercados del Báltico y el Mediterráneo
principalmente como la Moscovy Company (1554) o la Morocco Company (1595).
En este contexto, Londres se iba erigiendo ya como una de
las principales ciudades europeas en cuanto a comercio y finanzas: ya era la
segunda ciudad en términos demográficos – con una población de unos 250.000
habitantes a finales del siglo XVI – y continuaba recibiendo una afluencia
importante de emigración que provocaría una gran expansión cultural y
tecnológica en la ciudad, donde se asientan cada vez mayor número de habitantes
cuyas actividades se ligan a la pura actividad mercantil, administrativa o
financiera[2].
Si a finales del XVI la capital inglesa ya iba camino de
convertirse en el principal centro económico de Europa, el siglo XVII supondrá
la consolidación final de este proceso. Será un siglo de profundas convulsiones
políticas en Inglaterra que sin embargo, en ningún momento menguaron su
crecimiento económico. La producción de los ya mencionados new draperies se había consolidado perfectamente hacia la década de
1630-1640; Inglaterra contaba ya con una sólida estructura manufacturera que, a
pesar de la competencia con Amsterdam, extendía sus redes por los mercados del
norte de Europa, así como por el Mediterráneo[3].
Este modelo de explotación favorecía más los intereses
económicos burgueses, de forma que esta clase social va haciéndose más fuerte
en el principal centro económico británico: Londres. La ciudad se convirtió en
el centro estructurador del mercado interior inglés, el punto más fuerte que
poseía Inglaterra frente a Países Bajos, un territorio más pequeño y dispersos
y menos poblado. En este mercado interno, Londres era “la boca y el brazo de Inglaterra, su cabeza y su
corazón[4]”.
La City consumía los excedentes
agrícolas de todo el país; su industria marcaba la pauta de todas las
manufacturas del territorio británico, era el centro de concentración de toda
la nobleza urbana y rural, pero también de la gran burguesía financiera que va
acrecentándose al abrigo del crecimiento del crecimiento de la industria y de
las exportaciones con otros ámbitos de Europa y el Nuevo Mundo[5].
La capital inglesa se convertirá así en el “centro
direccional” de la extensa red comercial que se establece entre distintos
puntos del orbe, especializándose en el comercio de reexportación: se
intercambiaban productos tropicales obtenidos de las colonias –café, azúcar, o
té de Oriente, obtenidos generalmente a través de la acción de las Compañías
privadas- por productos clave para su economía procedentes de otros ámbitos del
comercio europeo- hierro, cáñamo, vino… - pero también productos manufacturados
salían del puerto de Londres hacia las colonias, estableciéndose un comercio
triangular en el ámbito atlántico si cruzamos este comercio con la trata
negrera[6].
La City vivirá su
gran expansión durante el siglo XVII: su crecimiento demográfico se triplicó,
pasando de 200.000 habitantes en el XVI a 600.000 en el siguiente siglo. Por
otro lado y fruto de la consolidación de las redes comerciales que ya se iban
tejiendo en torno a Londres, debemos destacar la afluencia de capitales que
llegaban a la misma fruto del impulso
financiero del Banco de Inglaterra, fundado en 1694 en la capital inglesa como
sociedad anónima. Aparte de sus funciones primigenias que incluían hacerse
cargo de los empréstitos públicos y de emitir billetes bancarios, pronto
comenzó a realizar muchas otras funciones, muy similares a las del Wisselbank de Amsterdam: transferir
dinero al exterior para el gobierno, aceptar y abonar letras de
cambio…superando además la emisión de billetes a principios del siglo XVIII a
la del stock de moneda y metal precioso del banco – lo que resulta
absolutamente innovador y único, dado que ningún otro país europeo tuvo el
mismo éxito creado dinero a través de la emisión de papel moneda [7]-
De esta forma, Londres lidera la revolución financiera a la
que se suma el comercio de capitales y la compra venta de acciones y
obligaciones que ya se llevaba a cabo en la ciudad[8].
De esta forma, se atrajo a la ciudad ingente capital procedente del comercio
que de otro modo podría haberse estacado; esta expansión financiera, unida al
desarrollo de la banca privada y a la estructuración de un comercio interior
cohesiondo, y un comercio exterior cada vez más extenso y consolidado, marcan
la pauta de por qué desde la segunda mitad del XVI Londres toma la primera
posición entre las metrópolis económicas de Europa, posición que no abandonará
durante los siguientes dos siglos.
[1] El
aumento de la producción de lana en paños modificaría de algún modo la
estructura de producción agrícola, donde ganarían mayor peso los pastos y con
ello aumentarían los tejidos y el aporte de trabajadores campesinos que se
habían visto despojados de sus tierras con los enclosures o cercamientos de tierras; VITTORIO, A. di (Ed.): Historia
económica de Europa. Siglos XV-XX, Barcelona, 2007, p. 75.
[4] SCHULTZ,
H.: Historia económica de Europa,
1500-1800: artesanos, mercaderes y
banqueros,
Madrid, 2001, p. 32.
[6] VITTORIO A., op. cit. p. 120.
[7] CIPOLLA, C. M.: Historia económica de
Europa (2). Siglos XVI y XVII, Madrid, 1979, p. 428-430.
[8] Las obligaciones
son un tipo de deuda similar a los bonos, que los inversores podían amortizar a
plazo inmediato, obteniéndose un interés moderado pero siempre garantizado. Ibid. p. 434.
Bibliografía
-
CIPOLLA, C. M., Historia económica de Europa (2). Siglos
XVI y XVII, Madrid, 1979.
-
SCHULTZ, H., Historia
económica de Europa, 1500-1800: artesanos, mercaderes y banqueros, Madrid,
2001
-
VITTORIO, A. (Ed.), Historia económica de Europa. Siglos XV-XX, Barcelona, 2007.
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