sábado, 13 de diciembre de 2014

El Galeón de Manila: la Monarquía hispánica completa la vuelta al mundo de las redes comerciales


EL GALEÓN DE MANILA: LA MONARQUÍA HISPÁNICA COMPLETA LA VUELTA AL MUNDO DE LAS REDES COMERCIALES


         Cuando el 8 de octubre 1565 el fraile agustino Andrés de Urdaneta y arribó a Acapulco (puerto del Pacífico del Virreinato de Nueva España) quedó inaugurado el trayecto que unas décadas más tarde se consolidaría como “el Galeón de Manila”, la primera ruta que conectó ambos extremos del Pacífico de forma regular. El Galeón fue una de las culminaciones del fenómeno de globalización del siglo XVI al unir las rutas del Índico portugués con las Indias españolas, completando la vuelta al mundo de las redes comerciales. 

          Los orígenes del Galeón hay que buscarlos ya en las primeras expediciones castellanas a las Islas Filipinas. Atravesar el Pacífico desde América era resultaba relativamente sencillo, pero el regreso por la misma ruta era imposible para los navegantes debido a los vientos y corrientes en contra, los que les obligaba a retornar a la Península atravesando el Océano Índico y bordeando el Cabo de Buena Esperanza, áreas en que los portugueses tenían, por las Bulas Alejandrinas, el Monopolio de exploración y comercio y ponía en riesgo cualquier viaje. Varios marinos lo intentaron sin éxito, teniendo que dar media vuelta tras haber recorrido incluso un tercio del camino. La expedición de Urdaneta y el capitán Miguel López de Legazpi fue concebida por Felipe II con el propósito de fundar un primer asentamiento en las Islas y encontrar el viaje de retorno. Urdaneta logró regresar a Acapulco navegando por el Pacífico Norte: subiendo hasta Japón y descendiendo por la costa de California, siguiendo una corriente llamada Kuro Siwo en el que fue bautizado como "Tornaviaje". El hallazgo permitió a la Monarquía Hispánica conquistar Filipinas, que habían quedado como única posibilidad en Asia tras la cesión de las Molucas a Portugal por Carlos V en 1529.

              El Galeón de Manila fue producto de la rígida estructura de monopolio hispánica, que desde comienzos del siglo XVII prohibió el comercio de los puertos del Virreinato del Perú con Filipinas dando lugar a una única ruta entre Manila y Acapulco (más tarde se acabaría prohibiendo también el comercio entre ambos virreinatos). A partir de 1593 se establecieron 2 flotas anuales que quedaron finalmente en una por la falta de medios. 

              En Manila los compradores oficiales designados por la administración cada año entre comerciantes, nobles y clérigos, debían comprar en los productos demandados desde la Península. El mercado de la ciudad era manejado por las comunidades chinas asentadas en ella y que eran intermediarias del comercio con los puertos del sur chino como Cantón desde hacía generaciones (los españoles, al igual que los portugueses, se insertaron en las redes comerciales ya existentes en el Índico). Los productos adquiridos eran esencialmente sedas y porcelanas chinas y todo tipo de objetos suntuarios procedentes también de India y Japón. El pago de estos productos se realizaba en plata procedente de América, además de municiones y tejidos, que iban a parar a Cantón o a la isla de Macao. Junto a ellos se introdujeron también en Asia algunos productos americanos. Como ya menciona Emilio en su artículo Jesuitas y comercio de plata en China y Japón a finales del siglo XVI, el Imperio de la dinastía Ming y los primeros emperadores Qing basaron su sistema monetario en la plata. El anterior sistema monetario basado en el papel moneda había fracasado y al carecer de minas argentíferas en su territorio la importaron primero de Japón y luego la obtuvieron del comercio con las monarquías ibéricas, que siempre fue deficitario para los españoles por su importación de bienes de lujo. De esta forma se cerraba el ciclo de la plata por ambos lados del mundo desde Europa hasta China.


            El Galeón de Manila partía con el monzón de julio y llegaba a Acapulco en diciembre, retornando a Filipinas de nuevo en julio del siguiente año. Los compradores debían vigilar el traslado de su mercancía en el convoy o bien encargar a agentes de su cuidado y venta en la Feria de Acapulco a los comerciantes encargados de su traslado a Sevilla pasando por Veracruz y La Habana. La ruta se mantuvo durante casi dos siglos hasta que decayó con la liberalización del comercio llevada a cabo por Carlos III como parte de sus medidas de reforma ilustrada. Su último viaje fue realizado en 1815 poco antes de que las independencias de los territorios americanos obligasen a realizar la comunicación a través del Atlántico y el Índico, lo que resultaba demasiado costoso. Sólo con la apertura del canal de Suez y la navegación a vapor el comercio entre Manila y la Metrópoli volvió a vivir una nueva etapa de esplendor, aunque este fuese efímero.


Bibliografía:


-El sistema comercial español del Pacífico (1765-1820) / discurso leído el día 11 de noviembre de 2007 en la recepción pública del excmo. Sr. D. Carlos Martínez Shaw, y contestación por la excma. Sra. Dª. Carmen Iglesias, Madrid, Real Academia de la Historia, 2007.

-ARMENDÁRIZ, Javier, “El descubrimiento de la ruta que unió Asia y América” Historia National Geographic Nº 90, Barcelona, 2011.

-CHANDRA, Satis (dir.), The Indian Ocean explorations in history, commerce and politics, London, Sage, 1987.

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