martes, 23 de diciembre de 2014

El papel de Londres en la economía del mundo moderno

Esquema

1.      Londres respecto a Amsterdam.
2.      Siglo XVI: Comienzo de la expansión demográfica económica y comercial de la capital inglesa, fruto de los cambios en la estructura de producción inglesa y el reforzamiento de la Marina.
3.      Siglo XVII: comienza a consolidarse la posición de Londres como capital económica de Europa.
·         Primera mitad del siglo: afianzamiento del sistema productivo y de las redes comerciales con el Nuevo Mundo, Asia y África, así como en el interior de Europa.

·         Segunda mitad del XVII: Gran expansión demográfica de la City, aumento de la burguesía financiera y la afluencia de capitales fruto de la expansión comercial inglesa: fundación del Banco de Inglaterra 1694.

Pregunta

La posición de Londres siempre debe compararse con la de su principal competidora: Amsterdam. Durante el siglo XVI y la primera mitad del XVII, la ciudad holandesa será el centro económico y comercial de Europa; sin embargo, toda una serie de cambios se estaban produciendo ya para esa fecha en el sistema económico y las redes comerciales inglesas y esto supondrá el impulso definitivo para que desde finales del XVII, Londres tomara el relevo a Amsterdam como el centro económico de Europa.
El cambio principal se producirá en el siglo XVI, cuando se modifica el sistema productivo inglés principalmente por el aumento de la exportación de lana en paños, una exportación que ofrecía un producto más liviano y barato frente a los llamados old draperies[1]. Por otra parte, como bien sabemos Inglaterra siempre había estado condicionada por su papel como potencia marítima, pero sin embargo, durante el siglo XVI se había visto despojada del privilegio de los grandes descubrimientos que habían llevado a cabo españoles y portugueses, lo que no supuso un obstáculo para la constitución de las primeras compañías comerciantes, centradas en los mercados del Báltico y el Mediterráneo principalmente como la Moscovy Company (1554) o la Morocco Company (1595).
En este contexto, Londres se iba erigiendo ya como una de las principales ciudades europeas en cuanto a comercio y finanzas: ya era la segunda ciudad en términos demográficos – con una población de unos 250.000 habitantes a finales del siglo XVI – y continuaba recibiendo una afluencia importante de emigración que provocaría una gran expansión cultural y tecnológica en la ciudad, donde se asientan cada vez mayor número de habitantes cuyas actividades se ligan a la pura actividad mercantil, administrativa o financiera[2].
Si a finales del XVI la capital inglesa ya iba camino de convertirse en el principal centro económico de Europa, el siglo XVII supondrá la consolidación final de este proceso. Será un siglo de profundas convulsiones políticas en Inglaterra que sin embargo, en ningún momento menguaron su crecimiento económico. La producción de los ya mencionados new draperies se había consolidado perfectamente hacia la década de 1630-1640; Inglaterra contaba ya con una sólida estructura manufacturera que, a pesar de la competencia con Amsterdam, extendía sus redes por los mercados del norte de Europa, así como por el Mediterráneo[3].
Este modelo de explotación favorecía más los intereses económicos burgueses, de forma que esta clase social va haciéndose más fuerte en el principal centro económico británico: Londres. La ciudad se convirtió en el centro estructurador del mercado interior inglés, el punto más fuerte que poseía Inglaterra frente a Países Bajos, un territorio más pequeño y dispersos y menos poblado. En este mercado interno, Londres era “la boca y el brazo de Inglaterra, su cabeza y su corazón[4]”. La City consumía los excedentes agrícolas de todo el país; su industria marcaba la pauta de todas las manufacturas del territorio británico, era el centro de concentración de toda la nobleza urbana y rural, pero también de la gran burguesía financiera que va acrecentándose al abrigo del crecimiento del crecimiento de la industria y de las exportaciones con otros ámbitos de Europa y el Nuevo Mundo[5].
La capital inglesa se convertirá así en el “centro direccional” de la extensa red comercial que se establece entre distintos puntos del orbe, especializándose en el comercio de reexportación: se intercambiaban productos tropicales obtenidos de las colonias –café, azúcar, o té de Oriente, obtenidos generalmente a través de la acción de las Compañías privadas- por productos clave para su economía procedentes de otros ámbitos del comercio europeo- hierro, cáñamo, vino… - pero también productos manufacturados salían del puerto de Londres hacia las colonias, estableciéndose un comercio triangular en el ámbito atlántico si cruzamos este comercio con la trata negrera[6].
La City vivirá su gran expansión durante el siglo XVII: su crecimiento demográfico se triplicó, pasando de 200.000 habitantes en el XVI a 600.000 en el siguiente siglo. Por otro lado y fruto de la consolidación de las redes comerciales que ya se iban tejiendo en torno a Londres, debemos destacar la afluencia de capitales que llegaban a la misma fruto del impulso financiero del Banco de Inglaterra, fundado en 1694 en la capital inglesa como sociedad anónima. Aparte de sus funciones primigenias que incluían hacerse cargo de los empréstitos públicos y de emitir billetes bancarios, pronto comenzó a realizar muchas otras funciones, muy similares a las del Wisselbank de Amsterdam: transferir dinero al exterior para el gobierno, aceptar y abonar letras de cambio…superando además la emisión de billetes a principios del siglo XVIII a la del stock de moneda y metal precioso del banco – lo que resulta absolutamente innovador y único, dado que ningún otro país europeo tuvo el mismo éxito creado dinero a través de la emisión de papel moneda [7]-
De esta forma, Londres lidera la revolución financiera a la que se suma el comercio de capitales y la compra venta de acciones y obligaciones que ya se llevaba a cabo en la ciudad[8]. De esta forma, se atrajo a la ciudad ingente capital procedente del comercio que de otro modo podría haberse estacado; esta expansión financiera, unida al desarrollo de la banca privada y a la estructuración de un comercio interior cohesiondo, y un comercio exterior cada vez más extenso y consolidado, marcan la pauta de por qué desde la segunda mitad del XVI Londres toma la primera posición entre las metrópolis económicas de Europa, posición que no abandonará durante los siguientes dos siglos.


[1] El aumento de la producción de lana en paños modificaría de algún modo la estructura de producción agrícola, donde ganarían mayor peso los pastos y con ello aumentarían los tejidos y el aporte de trabajadores campesinos que se habían visto despojados de sus tierras con los enclosures o cercamientos de tierras; VITTORIO, A. di (Ed.): Historia económica de Europa. Siglos XV-XX, Barcelona, 2007, p. 75.
[2] Ibid. p. 77
[3] Ibid. p. 121.
[4] SCHULTZ, H.: Historia económica de Europa, 1500-1800: artesanos, mercaderes y
banqueros, Madrid, 2001, p. 32.
[5] Ibid. p. 33
[6] VITTORIO A., op. cit. p. 120.
[7] CIPOLLA, C. M.: Historia económica de Europa (2). Siglos XVI y XVII, Madrid, 1979, p. 428-430.
[8] Las obligaciones son un tipo de deuda similar a los bonos, que los inversores podían amortizar a plazo inmediato, obteniéndose un interés moderado pero siempre garantizado. Ibid. p. 434. 

Bibliografía

-          CIPOLLA, C. M., Historia económica de Europa (2). Siglos XVI y XVII, Madrid, 1979.
-          SCHULTZ, H., Historia económica de Europa, 1500-1800: artesanos, mercaderes y banqueros, Madrid, 2001
-          VITTORIO, A. (Ed.), Historia económica de Europa. Siglos XV-XX, Barcelona, 2007.

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