jueves, 4 de diciembre de 2014

La esclavitud en Cuba

Cuba, además del resto de las islas caribeñas, constituyó el área inicial de expansionismo castellano en América iniciado en 1492, por lo que sirvió como laboratorio de prácticas para las políticas que se desarrollarían más tarde en el continente.

Lo primero a tener en cuenta es que con la llegada de los invasores españoles a América, la población originaria de la isla se redujo drásticamente debido al contagio de enfermedades que portaban los europeos, a matanzas y a la explotación a la que fueron sometidos los pueblos originarios. Como consecuencia de esto la mano de obra necesaria para trabajar los cultivos comenzó a escasear mucho desde el principio y por lo tanto se decidió utilizar esclavos negros para realizar distintas tareas.

Fue a partir de 1517, fecha en la que el rey Carlos I de España firmó el permiso para la introducción de esclavos africanos en Cuba, cuando comenzó a llevarse a cabo el comercio legal de esclavos y su utilización para trabajar en Cuba. Comenzaba así una trata de esclavos en la isla que duraría más de tres siglos, hasta 1886 cuando fue abolida oficialmente. Durante este tiempo cerca de un millón de africanos fueron trasladados a la isla, de los cuales la gran mayoría (en torno al 85% del total) llegaron durante el siglo XIX para trabajar en las plantaciones de azúcar.

En un primer momento los esclavos llegaron como “complemento normal” de cualquier expedición colonizadora, es decir, se utilizaban como sirvientes personales, como constructores y en general eran utilizados para cualquier cosa que fuera requerida. Las rebeliones de esclavos no tardaron en llegar a la isla y ya en el 1532 el gobierno hizo un informe sobre la que ocurrió en la mina de oro de Jobabó, cerca de Bayamo. El levantamiento fue aplastado rápidamente y las cabezas de los líderes fueron clavadas en estacas a las afueras de la ciudad. En 1538 hubo otra rebelión esclava, esta vez de mayor envergadura ya que contaban con el apoyo de la población originaria local, pero una vez más fue brutalmente aplastada. 

Con la unión de las coronas de España y Portugal en el 1581 comenzaron a llegar cargamentos más regulares de esclavos negros a la isla, pues los blancos residentes en Cuba tenían ahora acceso al comercio portugués de esclavos procedentes de África. Algunos fueron transportados a La Habana en barcos portugueses, mientras que otros llegaban a través del comercio de contrabando hasta pequeños puertos que había a lo largo de toda la costa.   


En el tránsito entre los siglos XVII y XVIII la esclavitud quedó afianzada en el ordenamiento jurídico de Cuba, convirtiéndose en uno de los pilares más importantes de su economía.

La apuesta decidida por la plantación en el último tercio del siglo XVIII hizo que aumentara muchísimo el número de esclavos introducidos en la isla, endureciendo además sus condiciones de vida y haciendo más complicado su acceso al matrimonio con libres, llegando incluso a prohibirse totalmente las nupcias de personas de diferente raza en el 1803. Por su parte, la obstaculización de la manumisión pasó a ser política de Estado por lo que la inmensa mayoría de los esclavos quedaban condenados de por vida. Esta apuesta por la agricultura se debió a que los ingleses ocuparon La Habana en el 1763 e introdujeron con ellos grandes avances técnicos para el trabajo de la tierra, por lo que el desarrollo de las plantaciones fue alto y la necesidad de mano de obra aumentó enormemente. Así pues tenemos que desde el 1763 hasta la fecha de abolición de la esclavitud (1886), entraron en Cuba más de 800.000 esclavos.

En el año 1880 se aprobó la “Ley de abolición de la esclavitud”, por la cual se concedía la libertad a todos los esclavos, aunque les obligada a seguir trabajando bajo el patronato de sus antiguos propietarios durante un periodo de seis años. Por tanto la esclavitud en Cuba concluyó verdaderamente en el 1886.



·         GOTT, R. (2005): Cuba. A new history, Yale University Press, Estados Unidos.
·         AMORES CARREDANO, J. (2012): Historia de América, editorial Ariel, Barcelona.
·         THOMAS, H. (1998): La trata de esclavos, editorial Planeta, Madrid.

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