Tarea semanal grupo 5, "Jano en Madrid, Madrid con Jano"
Parece que Madrid solo puede ser tenida en cuenta a partir
de que ésta fue elegida como capital y sede estable de la Corte en 1561. El
período anterior es a veces tratado como una “nebulosa” en la que Madrid no era
más que un villa que solo ciertamente con el asentamiento de la Corte de Felipe
II adquirió verdadera importancia. Si bien es cierto que el establecimiento
definitivo de la Corte en Madrid marcó el inicio de una ciudad totalmente
diferente, no podemos negar que antes de que ocurriera este hecho Madrid ya
poseía una base en la que la presencia e influencia real ya era destacada antes
de 1561.
En este capítulo pretende vislumbrarse un poco más esta
cuestión analizando los antecedentes al establecimiento de Felipe II en Madrid:
un Madrid diferente, el de Carlos V, sobre el que se ha pasado de puntillas
pero en el que vemos ya antecedentes muy claros de que como nos expone el
autor, Madrid parecía “estar preparado” para que posteriormente se asentara en
ella todo el peso de la Corte.
Durante la época Trastámara y el reinado de Carlos V,
Madrid ya acoge en su seno de forma temporal a la Corte monárquica, así como
constituía la sede de reuniones de Cortes o de importantes instituciones como
la Asamblea General del Clero. Por tanto para el autor la principal pregunta
será, ¿por qué fue tan tardío el asentamiento de la corte en Madrid?
Especialmente importante en el análisis de este proceso es el período
comprendido entre 1538 y 1542, en el cuál se produjeron varios cambios de
calado a través de los cuáles el autor nos ejemplifica esta función de Madrid
ya en este momento como “LA candidata” a capital del reino.
Ya desde los Reyes Católicos el concejo o regimiento de la
ciudad se encontraban estrechamente vinculados a la Corte, pero también se
producía este proceso a la inversa en tanto que de la Corte salieron
importantes figuras que coparían cargos de mucha importancia en el gobierno de
Madrid. El mundo financiero sería un claro ejemplo de esta relación de
interdependencia: veremos como muchas familias de Madrid muy poderosas – los
Vargas, los Vozmediano, los Coalla… - pasarían a desempeñar labores en la
Contaduría o la Tesorería General de Castilla; de igual forma que no dejaron de
desempeñar sus funciones en la resolución de pleitos y todo tipo de cuestiones
municipales.
Evidentemente, estas familias entrarían en una pugna por
hacerse con el control de estos puestos y de los favores del rey, otorgando a
éste apoyo para su causa, dinero, fidelidad, información…por lo que se
convertirán también en un elemento de intermediación entre el municipio y la
propia monarquía de primer orden que sería necesario “superar” para acceder a
los asuntos municipales[1].
Como vemos, existe ya una estructura previa relacionada con
la monarquía y la temporalidad de la Corte en Madrid antes de la llegada de
Felipe II en 1561; una estructura que se verá complementada por la colaboración
de los propios vecinos de Madrid con las familias que ocupaban la regiduría del
municipio, así como con múltiples personajes del mundo comercial y financiero
que comenzaron a asentarse en Madrid al abrigo de la presencia real en la
ciudad. Mercaderes, artesanos, financieros, prestamistas… -extranjeros, pero
también de la propia de ciudad – que, sobre la base de una economía aun de base
agraria, hacen emerger todo un mercado al que se ligan actividades de
compraventa, préstamo…y todo tipo de transacciones que aumentan a su vez la
recaudación de impuestos y estimulan la economía de Madrid.
Como nos expone el artículo, esto no es sino un signo de
que Madrid estaba viviendo el paso de “una economía de villa a una economía de Corte” ya desde la etapa el
emperador Carlos V, por lo que, según el autor, no deberíamos preguntarnos solo
las causas de que Madrid se convirtiera en capital del reino, sino también por
qué la Corte tardó tanto tiempo en instalarse definitivamente en Madrid.
· ALONSO GARCÍA, David, “Jano en Madrid, Madrid en Jano.
Hacia la ciudad cortesana” en MURIEL HERNÁNDEZ, Santiago (coord.), SEGURA
GRAÍÑO, Cristina (coord.), Madrid en el
tránsito de la Edad Media a la Moderna, Madrid, Asociación Cultural
Al-Mudayna, 2008, págs. 331-348.
Vista de Madrid, 1562, Anton van den Wyngaerde
[1]
De nuevo el período
1538-1542 es clave en este proceso: las principales familias del gobierno
madrileño gobernarían la ciudad acomodándose a sus intereses; amparándose
siempre en el servicio al rey, la justificación perfecta.
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