A pesar
de las guerras que enfrentaban a ambas partes y a las prohibiciones de la Santa
Sede de comerciar con el “enemigo de la
fe”, se dio un comercio caracterizado por el intercambio de productos
provenientes del Norte de África y del Levante a cambio de plata americana
amonedada. Era poca, tanto en cantidad y variedad, las mercancías que salían de
los puertos hispanos, esto se dio debido a que la demanda en los puertos
levantinos y del Norte de África era escasa y debida también a la competencia
con mercancías provenientes de otros países.
Las
relaciones que mantuvieron la Monarquía hispana y África en las últimas décadas
de la Edad Media y su supremacía con respecto a los países magrebíes fue lo que
permitió que durante el siglo XVI la flota española se encargase de administrar
a estos puertos de los productos provenientes de Europa. A las costas norteafricanas y al Levante se
llevaban paños y lienzos de Inglaterra, camelotes orientales y europeos, sedas
italianas, trigo de España (muy importante en este siglo ya que las cosechas
magrebíes eran insuficientes), sal, pescado, etc. También hay que señalar
algunos productos que se comerciaban de manera clandestina, ya que su
exportación estaba prohibida, como son armas, caballos, salitre y azufre. De
entre todos estos productos que se exportaban al ámbito musulmán, el único
producto que tuvo mayor importancia y aceptación fue la plata americana, aunque
también jugó un papel fundamental la industria textil.
Dentro
de esa industria textil destacó la pañería. Sobre este producto, hay que hacer
referencia a las partidas que enviaban las órdenes redentoras a lugares como
Argel, Túnez y Marruecos para liberar a los cautivos. Algunos datos que ofrece
Eloy Martín Corrales sobre esto son que en 1575 se enviaron a Argel 949,5 varas
de paño de Baeza y 679,25 varas de paño de Valencia. Los bonetes de lana fueron
manufactura de prestigio tanto en la península como en territorio musulmán. Además
de los paños y los bonetes, también gozó de gran importancia los tejidos de
seda, los cuales estuvieron presente en los rescates de los cautivos (eso
explica que quedara fuera del pago del diezmo real). Sin embargo, estos tejidos
de seda no alcanzaron ese grado de importancia hasta que no se firmó en 1786 y
1791 los tratados de Amistad, Paz y Comercio entre la Monarquía española y los
países musulmanes.
Aparte de
estos productos textiles, también cabría destacar algunos productos manufacturados,
como son la joyería y las perlas (también formaban parte de esos productos
utilizados para la liberación de los cautivos y también como regalos para
firmar algún tipo de acuerdo, tregua, etc.).
De entre
las materias primas que se exportaban al ámbito musulmán, destaca
principalmente la lana fina española (necesaria por ejemplo para realizar los
bonetes tunecinos, también conocidos como las Chechias).
También
se exportaron productos alimenticios y vitivinícolas (vino y aguardiente), que
a pesar de que estaba prohibido su consumo en el mundo musulmán, adquirieron importancia
en las exportaciones españolas.
En cuanto
a las importaciones norteafricanas hacia la Península Ibérica, se mantuvieron
estables. De entre los productos que se importaron, en un primer lugar fueron
el oro, esclavos, algunos productos alimenticios como el trigo, la miel y el
azúcar, colorantes, etc.
Un producto
fundamental fue el trigo, el cual tras las guerras del trigo, se empezó a usar
para cubrir las necesidades en periodos de carestías y escasez en la Península
Ibérica.
Otros productos
a destacar fueron las especias, y en un primer lugar la pimienta. Esta especia,
procedente de Alejandría, llegó a soportar la competencia de la llegada de
pimienta por la vía atlántica. El excedente de jengibre y canela en los puertos
españoles permitió su reexportación a lugares como Marsella. Las drogas
(algunas como el casse, el sené o el mastic) también jugaron un papel importante.
También
llegaron a puertos españoles materia prima textil, como es el caso del algodón
levantino o el lino, procedente de Alepo y Alejandría y los cueros berberiscos.
Por último
señalar un producto norteafricano que dio lugar a una importante actividad
manufacturera en Cádiz, esta materia prima fue la cera norteafricana, importante
por su baratura
BIBIOGRAFIA:
MARTIN
CORRALES, Eloy. “Comercio de Cataluña con
el Mediterráneo musulmán (siglos XVI-XVIII): El comercio con los enemigos de la
fe”. Barcelona: Bellaterra, 2001.
MARTIN
CORRALES, Eloy. <<Exportaciones españolas al
Mediterráneo musulmán (siglos XVI-XVIII), “Circulación
de personas e intercambios comerciales en el Mediterráneo y en el Atlántico
(siglos XVI, XVII, XVIII)”, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, 2008, pp. 191-215.
Buena aportación, Kevin
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