domingo, 23 de noviembre de 2014

EL COMERCIO Y LOS TRANSPORTES EN LOS SIGLOS XVI Y XVII EN EUROPA

La Edad Moderna tuvo unos crecimientos comerciales tan importantes que podrían definirse como revolucionarios. Sin embargo, el gran progreso comercial no puede decirse que se debiera a la mejora en transportes, ya que estos seguían siendo muy rudimentarios y los caminos pistas de polvo y barro. Si es cierto que se produjeron algunas mejoras secundarias, pero nada significativas. Tampoco en la navegación hubo más que mejoras de detalle.

El comercio interior se vio favorecido por el aumento de seguridad, pero fue el comercio internacional el que tuvo más significación. Dicho comercio era sobre todo marítimo, con sus centros en grandes puertos fluviales o marítimos (Venecia, Lisboa, Sevilla, Londres, Ámsterdam…). El tonelaje aumentó de tal forma que a finales del siglo XVI España y Portugal tendrían en conjunto 250 ó 300 mil toneladas de buques mercantes y Ámsterdam otro tanto. Más tarde Holanda se puso en cabeza con más de medio millón en 1660 gracias a la actividad sin igual de los astilleros de Ámsterdam. En 1700 el predominios era ya de los nórdicos, con Inglaterra a la cabeza.

El transporte fluvial tuvo una importancia menor, mucho más reducida, dado que los ríos estaban mal equipados y la red de canales complementarios fue una creación posterior. Londres se beneficiaba del Támesis y sus mareas, mientras que el Rin y el Guadalquivir eran vías mediocres de navegación.

El tráfico a largas distancias, que en la Edad Media se limitaba a mercancías de escaso peso y gran valor, en la Edad Moderna se amplió a otras más ponderosas gracias al abaratamiento del tráfico acuático.

Dos focos muy importantes de tráfico fueron el conjunto Báltico-Mar del Norte y el Mediterráneo, que quedaban unidos a través de Estrecho de Gibraltar. El tráfico siguió un curso ascendente durante el siglo XVI, llegando al siglo XVII donde se desarrolla una guerra entre Inglaterra y Holanda por el Acta de Navegación, una guerra por motivos puramente económicos. Los puertos atlánticos de Francia también conocieron una intensa actividad en el siglo XVII. Sin embargo, la decadencia del comercio mediterráneo fue manifiesta, por ese desplazamiento del eje económico principal hacia el norte y la intensificación de la piratería turca.

Todo este complejo se vio reforzado por el comercio interoceánico, fruto de las grandes navegaciones y descubrimientos. El comercio americano fue para la economía europea un estimulante mucho más poderoso que el de Extremo Oriente. Sin embargo había una diferencia fundamental entre el comercio de las Indias Occidentales y las Indias Orientales: América proporcionaba a Europa oro y plata mientras que Asia absorbía estos metales preciosos, porque a cambio de sus exportaciones de seda, cerámica, especias y otros productos de lujo, compraba muy poco. El desequilibrio aumentó en el XVII - XVIII con la moda de los tejidos de algodón de la India.


Este comercio a gran distancia también suponía riesgos, y es que se podía ganar el cien por cien de un cargamento, o perderlo todo en un naufragio o por causa de la piratería. 




DOMINGUEZ ORTÍZ, Antonio, Historia Universal. Edad Moderna, Vicens Vives, Barcelona, 2006.

1 comentario:

  1. Según las zonas, el transporte por río también fue importante.
    Un saludo,

    ResponderEliminar