domingo, 30 de noviembre de 2014

La consolidación y burocratización del Estado ruso


Pedro el Grande (1672-1725) transformó al Imperio ruso en un estado militar y burocrático para poder competir con el resto de potencias europeas. Para ello el zar ruso emprendió un programa de reformas a partir de 1699 cuyo fin era, principalmente, preparar a Rusia militarmente para hacer frente a sus numerosos enemigos –Suecia y Turquía en lo que se ha llamado el peligro de los flancos, los tártaros y los atamanes cosacos de Ucrania y de Siberia-. Sin embargo las reformas fueron llevadas a cabo durante
En primer lugar una de las principales reformas llevadas a cabo fue la reorganización de la administración que fue rígidamente organizada mediante la creación de nueve Colegios centrales, en los que se concentraron  los departamentos gubernamentales, que estaban dirigidos por consejos colectivos y que se basaban en las teorías de administración europeas. Asimismo se creó un Senado regente en 1711, en plena campaña contra Turquía, para sustituir al zar durante su ausencia y cuyas prerrogativas eran: Vigilar la administración estatal, conseguir dinero y se encargaba de la justicia. En 1715 fue remplazada la división en distritos (uezdy) y provincias por los “agrupamientos” (doli) teniendo en cuenta el número de alquerías. Asimismo se crearon los “Concejos provinciales”, a imitación de las provincias bálticas suecas, para limitar el poder de los gobernadores, cada dolja de 5536 alquerías estaba sometida a un Concejo provincial que constituía una unidad técnica y económica.
El zar empleó para su reforma administrativa a expertos extranjeros, principalmente alemanes, y en el 1719 se crearon doce Colegios: Asuntos Exteriores, Guerra, Marina, una Cámara colegiada para los ingresos, una Oficina oficial para los gastos y un Colegio de revisión como controlador de instancias encaminados  al control de la hacienda del Imperio, Colegio de minas, Colegio del Comercio, Colegio de manufacturas creados para encargarse de los asuntos económicos, Colegio de justicia, la Magistratura superior como última instancia para la administración estatal y el Sínodo.
Con las reformas de Pedro la organización eclesiástica también sufrió una gran transformación al ser introducida en este sistema colegial mediante el Reglamento eclesiástico decretado en 1721 que establecía el Santísimo Sínodo Gobernante lo que significaba la eliminación del patriarcado, y por ende de toda posible oposición de la Iglesia hacia el poder real. El sínodo se encargaba de nombrar a los inquisidores que actuaban en materia teológica, pero sobre todo se encargaba de recibir las wostchinas –ingresos procedentes de las prikas conventuales-.
Debido a la larga duración de la guerra del Norte contra Suecia y al resto de conflictos militares la formación y abastecimiento de un ejército y marina modernos se convirtió en la mayor preocupación del régimen zarista. Uno de los primeros pasos en este sentido fue la disolución de la anticuada y poco fiable –debido a su rebelión en el 1698 a favor de su hermana Sofía- milicia de los Streltsi y la creación en su lugar de los regimientos Preobrazhenski y Semenovski que, a partir de este momento, se convirtieron en los cuerpos de élite del aparato represivo de la autocracia zarista. Siguiendo con este interés reformador del ejército ruso se fomentó la leva tanto de campesinos como de miembros de la nobleza para incorporarse a la armada que al final del reinado de Pedro contaba con 200000 hombres aproximadamente, otro de los puntos clave fue la creación de una poderosa flota en el Báltico que tras la puesta en marcha del plan del zar contaba con 48 navíos de línea, 800 galeras y alrededor de 28000 hombres. Estos regimientos eran abastecidos por los distintos departamentos gubernamentales donde se encontraban acuartelados.
Una de las grandes reformas llevadas a cabo por Pedro el Grande, y sin la cual no podrían haberse realizado las restantes, fue la reforma económica y financiera del Imperio ruso. En primer lugar Moscú vio disminuida su importancia a partir del traslado del Senado a San Petersburgo en 1715, momento a partir del cual esta ciudad pasó a ser la capital del Imperio hasta su traslado definitivo a Moscú por la Rusia soviética, además Pedro se encargó de fomentar la creación de fabricas mediante empréstitos directos y sobresueldos, envió a peritos rusos por toda Europa para aprender la técnica europea y estableció aranceles para proteger a la débil producción rusa de las manufacturas extranjeras, mejores y más baratas. En el campo se suprimió el impuesto de Corte y se estableció el denominado “impuesto por alma” que vino a constituir un nuevo concepto tributario al establecer  95 copecas como pago sin tener en cuenta la condición social ya que lo establecía en la misma proporción sobre las familias pobres que sobre aquellas que tenían una posición económica desahogada.

 
Tras las reformas de Pedro el Grande debemos destacar aquellas realizadas por Catalina II (1762-1796) que significaron la finalización de la obra iniciada por Pedro y la definitiva consolidación del estado ruso. La obra de la reforma fue realizada entre 1774 y 1787 y se inició con la publicación del “Estatuto para la administración gubernamental” de 1775.
Esta reforma administrativa se inició con un fomento de la descentralización para controlar mucho mejor el vasto territorio ruso por lo que se aumentó el número de gobiernos del que se componía el Imperio que paso de 20 a 51 al final del reinado de Catalina, además se transformó radicalmente el cuerpo administrativo local por medio de la división de poderes así el gobierno quedaba en manos del gobernador que manejaba todos los asuntos administrativos, era miembro del Senado y sólo estaba subordinado a la zarina; la tesorería, y todos los resortes de la organización tributaria, quedó en manos del vicegobernador; y el Consejo Supremo de Justicia, que se dividía en una sala de los Criminal y otra Civil, y que además como Corte de Apelación era la autoridad inspectora de los restantes Tribunales de Gobierno. A estas autoridades les correspondían el Juzgado provincial, para la administración y la policía, la Caja de distrito y el Tribunal de distrito para encargarse de la justicia local. Todas ellas se ubicaban en la ciudad de distrito que se hallaba dirigida por un gorodnicij (corregidor). Asimismo la nobleza quedó ligada a la administración local por medio de una albalá, promulgada en 1785, que establecía que la nobleza residente en un gobierno debía escoger, por medio de reuniones, al mariscal de los nobles y a todos los empleados electivos de gobierno de entre sus filas y que serían ratificados por el lugarteniente. Estas asambleas de la nobleza poseían el derecho de dirigirse al lugarteniente, al gobernador, al Senado e incluso al soberano, además la carta real de 1785 amplió los privilegios de la nobleza: liberación de servir, de pagar impuestos, de castigos corporales por delitos, del reclutamiento, los bienes de la nobleza, entre ellos los siervos, eran hereditarios, autorización para poder establecer negocios industriales y comerciales y derecho de ser juzgados por tribunales compuestos por iguales.
Por último los Colegios, cuya estructura se había quedado anticuada,  fueron suprimidos y únicamente se mantuvieron los de Asuntos exteriores, Marina y Guerra.
Como conclusión merece la pena destacar el análisis de León Trotsky respecto a las causas del nacimiento del estado moderno y burocratizado en Rusia: “Para sostenerse contra enemigos mejor armados, el Estado ruso se vio forzado a crearse una industria y una técnica, contratando a su servicio especialistas del arte militar, hacendistas, arbitristas y fabricantes de pólvora; procurándose manuales de fortificación, instituyendo escuelas navales, manufacturas y consejeros secretos e íntimos de la corte. Si fue posible hacer venir del extranjero instructores militares y consejeros secretos, no fue menos obligado extraer los medios materiales, al precio que fuese, del propio país. La historia de la economía política rusa, constituye una cadena ininterrumpida de esfuerzos heroicos en su género, destinados todos a garantizar los recursos indispensables de la organización militar. Todo el aparato gubernamental fue construido y, de vez en cuando, reconstruido en interés del tesoro. La función de los gobernantes consistía en apoderarse de las menores parcelas del trabajo nacional y utilizarlas para los fines en cuestión. En su búsqueda de los fondos indispensables, el gobierno no retrocedió ante nada. Imponía a los campesinos cargas fiscales arbitrarias y siempre excesivas, a las que la población no podía amoldarse. Estableció la responsabilidad solidaria del municipio. Mediante ruegos y amenazas, exhortaciones y violencias, extrajo el dinero a mercaderes y monasterios. Los campesinos huían en todas direcciones, los mercaderes emigraban: los censos del siglo XVIII dan testimonio de una reducción progresiva de la población. Sobre un presupuesto de un millón y medio, alrededor del 85% se consignaba al sostenimiento de las tropas. A comienzos del siglo XVIII, el zar Pedro, a consecuencia de los reveses que había sufrido, se vio obligado a reorganizar la infantería sobre una nueva planta y a crear una flota. En la segunda mitad del mismo siglo, el presupuesto se situaba ya entre los 16 y los 20 millones, de los cuales, entre el 60 y el 70% servían las necesidades del ejército y la flota”. Pág. 34-35


Bibliografía:

-         Anderson, P. (2007). El Estado absolutista. Madrid. Siglo XXI.

-         Hanisch, E. (1944). Historia de Rusia. Tomo I. Madrid. Espasa-Calpe.

-         Hellmann, M., Goehrke, C., Scheibert, P., Lorenz, R. (1975). Rusia. Volumen 31. Madrid. Siglo XXI.

-         Trotsky, L. (2005). 1905. Resultados y perspectivas. Madrid. Federico Engels.

No hay comentarios:

Publicar un comentario