lunes, 10 de noviembre de 2014

Gotzkowsky: auge y caída de un hombre del lujo


El origen de la colección de arte del Hermitage está en Prusia, a miles de kilómetros de Petrogrado. El responsable es Johann Ernst Gotzkowsky. Este comerciante nació en Konitz (Polonia) en 1710, aunque siendo joven se trasladó a Berlín. Allí hizo fortuna como vendedor de seda, terciopelo y joyas, y pronto se convirtió en una de las personas de confianza de Federico II el Grande, al que aconsejó tanto en asuntos económicos como en la compra de obras de arte. No cabe duda, Gotzkowsky era un aficionado al lujo, le gustaba tenerlo, venderlo... En definitiva, que pasara por sus manos. Y por ellas circularon obras de Rubens y Rembrandt, de Holbein y Rafael.

 
La década de los 60 del siglo XVIII vería el auge y declive de este curioso personaje que sabía moverse muy bien dentro de palacio y fuera de él, que tenía contactos tanto con la realeza prusiana como con los jerarcas del ejército ruso. Estas buenas relaciones le valieron la fama de “comerciante patriota” cuando en 1760 el ejército ruso, liderado por Heinrich von Tottleben, estaba a las puertas de Berlín, amenazando con el saqueo de la ciudad, y Gotzkowsky rápidamente puso en marcha su diplomacia y logró una rebaja significativa del dinero que pedían los rusos a cambio de no saquear la ciudad.


Un año después de este episodio Gotzkowsky realizó la compra de una manufactura de porcelana en Berlín aprovechando la coyuntura de la Guerra de los Siete Años, que había permitido que la manufactura de Meissen (Sajonia), uno de los principales talleres de porcelana en Europa, cayera en manos prusianas. A los pocos años de la compra, en 1763, Gotzkowsky la vendió a Federico II, que la usaría como manufactura real, pasando a llamarse Königliche Porzellan-Manufaktur Berlin (KPM), que todavía hoy sigue abierta.



De nuevo con los rusos a las puertas, en 1764 Gotzkowsky tuvo que afrontar la situación de cómo el estado prusiano pagaría a Rusia. Mientras, en Petrogrado Catalina la Grande ansiaba guardar una colección de arte que compitiera con las existentes en las ciudades de Europa occidental. Así se gestó el comienzo del Hermitage. Gotzkowsky no vio otra solución que pagar las reparaciones de guerra, en parte, con la colección de cuadros de Federico II, donde había desde obras de Van Dyck hasta de Rafael, Rembrandt, Holbein, Rubens y Veronese. El número de cuadros entregados superó las dos centenas.

 

Gotzkowsky, afectado por la crisis comercial que se desencadenó en Berlín en 1763, acumuló varias bancarrotas y perdió el favor de Federico II, quien años atrás le había provisto de varios edificios para sus negocios y de unos cuantos miles de táleros. En 1775 Gotzkowsky moría en la pobreza, lejos del lujo que había tocado con su propias manos. Sin embargo, quien haya paseado por la avenida Nevski y, al final de ésta, se haya parado bajo la columna de Alejandro para contemplar la fachada de verde pastel y oro del Palacio de Invierno (actual Hermitage), comprenderá que parte del lujo de Gotzkowsky, lejos de Prusia, aún se puede respirar en los canales y palacetes de Petrogrado.
 
 
 
Bibliografía:
 
GRRENLEND, L., The Spirit of Capitalismo: Nationalism and Economic Growth
SCHULTZ, H., Historia Económica de Europa 1500-1800, Siglo XXI: Madrid, 2001.
New International Encyclopedia en archive.org
Encyclopedia Britannica

 

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