Si analizamos el concepto de
mercantilismo veremos que ha sido objeto de múltiples interpretaciones, ya que fue
un fenómeno muy complejo y puede ser estudiado desde diversos puntos de vista. Sin duda, podría ser considerado
como el primer capítulo de importancia de la historia del pensamiento
económico. Las políticas mercantilistas de las potencias europeas desde el
siglo XVI hasta el siglo XVIII constituyen un pilar importante de la historia
económica mundial.
Tradicionalmente, se ha
presentado el mercantilismo como aquella teoría económica en la cual la riqueza
se identificaría con los metales preciosos, su fin sería la acumulación de
estos metales y se llevarían a cabo políticas proteccionistas y de intervención
del Estado en la economía. El inicio del mercantilismo en 1550 (aproximadamente)
coincide con el fin de la Edad Media y el inicio a la Edad Moderna a partir de
los siglos XV y XVI. Hay que tener en cuenta que no se puede entender la
emergencia del mercantilismo y su expansión en Europa a partir del siglo XVI sin
conocer la expansión del mundo conocido (con el descubrimiento de América), el
auge del absolutismo y el surgimiento de las potencias coloniales. En la época
inicial del mercantilismo, inicios de la modernidad, se produce un gran crecimiento
del comercio y de la actividad económica en general.
Desde la perspectiva de la teoría
económica, los mercantilistas no estaban interesados en teorías de la producción
o el consumo, sino que lo que buscaban era el aumento del poder del Estado.
Para obtener este aumento de poder se oponían a otros Estados, la Iglesia y los
señores feudales, los tres poderes de importancia en la época. El
mercantilismo, por lo tanto, además de su vertiente económica tenía un matiz de
geopolítica, el aumento de la riqueza y la economía de un país tenían como
consecuencia un aumento absoluto para el país.
En cuanto a la balanza comercial,
Thomas Mun, autor mercantilista, afirmó que la prohibición de exportar oro y
otros metales preciosos heredada del medievo era necesaria y que las
exportaciones de oro de un país debían ser iguales a su déficit comercial; por
lo tanto, si un país tenía superávit comercial iba a estar importando (y no
exportando), oro, por lo que no era necesario prohibir las exportaciones de oro
sino que era suficiente asegurar una balanza comercial superavitaria. Se ha
acusado a los mercantilistas de haber favorecido el control de cambios y el
control de los flujos de metales preciosos, sin embargo, Heckscher señala que
la tendencia de los países a restringir la salida de metales preciosos se venía
dando desde mucho antes, desde el tiempo de las cruzadas, y aún se mantenía durante
la Primera Guerra Mundial; por lo tanto, no fue una política exclusiva de los
mercantilistas, pero lo que sí es cierto es que las restricciones a los flujos
de metales preciosos tuvieron especial importancia en la época de la doctrina
mercantilista.
Generalmente se ha asociado el
mercantilismo con el acumulamiento de metales preciosos en stock como sinónimo de riqueza; sin embargo, los mercantilistas
también hablaban de una circulación de dinero, lo cual se lograría con la
obtención de superávit comerciales, asegurados mediante el monopolio del
comercio colonial.
El declive del mercantilismo se
produce en el siglo XVIII, a raíz del inicio de la Revolución Industrial en
Inglaterra (1760-1830), del inicio del derrumbe de las potencias coloniales y
del declive del absolutismo que llega con la Revolución Francesa de 1789.
Como toda doctrina económica y
política, el mercantilismo suscitó diversas críticas de muy variada gama a lo
largo del tiempo. A pesar de ser una teoría económica del siglo XVI, no fue
comprendida en su total alcance hasta el siglo XVIII, ya que la mayoría de sus
contemporáneos no la entendieron. Entre las críticas al mercantilismo
encontramos a David Hume quien tachó a los mercantilistas de preocuparse por
los metales preciosos como sinónimo de riqueza. También los fisiócratas lo
criticaron, ya que ellos promovían el laissez-faire y el libre comercio. Pero sin
duda, una de las críticas más directas que recibió el mercantilismo fue de la
mano de los autores clásicos, que con ellas lograron que el mercantilismo no tuviera
buena fama entre los economistas. Adam Smith en la Riqueza de las Naciones (1776) critica el sistema mercantil
mercantilista, ya que no estaba de acuerdo con el proteccionismo y la
regulación por parte de algunos productores y comerciantes para obtener
ganancias beneficiándose de otros productos y del propio consumidor. Abogaba por
la idea de la especialización y el intercambio
provechoso. Esta crítica fue aceptada por los autores de la escuela clásica.
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ROJAS, JORGE. “El Mercantilismo. Teoría,
política e historia”, en Economía,
Volumen XXX, nº 59-60, junio-diciembre de 2007, pp. 75-90.
"El pensamiento económico de los
escolásticos", en L. Perdices de Blas (ed.), Historia del Pensamiento
Económico..., pp. 42-48.
buena pagina , me ayudo para una tarea
ResponderEliminarconciso y claro, lo necesario para fijar los conceptos. gracias.
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