miércoles, 14 de enero de 2015

Acerca de las instituciones y la economía política de la Monarquía Hispánica en la Edad Moderna

Resumen y comentario de «Las instituciones y la economía política de la Monarquía Hispánica (1492-1714). Una perspectiva trans-“nacional”»
de Bartolomé Yun Casalilla[1]


El capítulo «Las instituciones y la economía política de la Monarquía Hispánica (1492-1714). Una perspectiva trans-“nacional”» de Bartolomé Yun Casalilla en la obra Economía política desde Estambul a Potosí: Ciudades estado, imperios y mercados en el Mediterráneo y en el Atlántico ibérico, c. 1200-1800, editada por este autor junto a Fernando Ramos Palencia y publicada en 2012 por la Universidad de Valencia, pretende ser una revisión de las visiones que ha tenido la historiografía y que, desde hace aproximadamente una década, ha empezado a ser estudiada de forma más matizada y en relación a todas sus instituciones, arrojando luz sobre los aspectos más desconocidos desde un “enfoque global no nacional” y “ a través de una perspectiva comparada dentro de Europa”, esto es, haciendo un llamamiento a favor de la historia global y la historia comparativa.[2] Yun Casalilla se refiere en las primeras páginas a aquellos autores de la “tradición” (los escoceses Adam Smith y William Robertson),  que hicieron hincapié en la irracionalidad del gasto de la Monarquía hispánica en las guerras de religión acaecidas en el continente europeo durante la Edad Moderna y en historiadores y economistas actuales (Daron Acemoglu, Simon Johnson, James A. Robinson) que, en cierto modo, han mantenido esta idea negativa de la economía política de la Monarquía hispánica. [3] Con ello, demuestra que determinadas visiones que aparecieron incluso en los siglos modernos se han mantenido en Europa, también en el ámbito académico.
En el marco de una economía-mundo la Monarquía hispánica compuesta de los Habsburgo hubo de convivir con una fragmentación política (los poderes locales tenían gran peso en sus respectivos territorios gracias a ciertos privilegios jurisdiccionales) y multitud de instituciones que imposibilitaban coordinar los interese de los estados que la conformaban. [4] Si bien en algunas posesiones de los Habsburgo se pudo mantener el control durante más tiempo, en los Países Bajos calvinistas el conflicto condujo a la ruptura y la creación de las Provincias Unidas.[5]
Sigue el autor explicando brevemente ciertas consideraciones acerca del denominado “imperio español” en tanto que monarquía compuesta, idea en la que sigue a John H. Elliott. Destaquemos únicamente de este apartado las ideas de que el imperio en los siglos XVI y XVII no tuvo una metrópoli cohesionada –sí lo tendría en el siglo XVIII– y de que los reyes hubieron de lidiar con otros “agentes sociales y políticos” que se sirvieron de “viejas costumbres políticas, leyes locales y privilegios sociales (…) muy difíciles de cambiar”. [6] Recordemos, como bien señala el autor, que “la monarquía compuesta (fue) un conjunto de diferentes unidades institucionales no vinculadas a una política económica común”. [7] Los Habsburgo usaron en sus reinos, como era común en la época moderna, los recursos propios a cada uno de ellos y en muy contadas ocasiones lo hacían con fines patrimoniales;[8] mucho más problemático resultaba “transferir rentas de un reino a otro”, esto es, obtener dinero en un territorio y emplearlo en otro, como hizo Carlos V, no sin dificultades, en los Países Bajos. [9]
De la primera mitad del siglo XVI, destaca Yun Casalilla la presencia en Castilla de banqueros y comerciantes procedentes de Alemania, Flandes o Génova, cuyo interés en el negocio del oro y la plata los convirtieron en actores principales del comercio atlántico. [10] A muchos de ellos tuvo que conceder la Corona algunos privilegios, como los denominados asientos o monopolios en determinados sectores, tanto en el Nuevo Mundo como en el Viejo Continente, como la minería o el negocio de las plantaciones. [11] Desde finales del siglo XVI y durante el siglo XVII la implantación del galeón de Manila (nueva pieza fundamental para el transporte de la plata de Nueva España) sería de vital importancia para la “economía del imperio” el comercio entre América y Asia. [12] El contrabando, como leemos, no era algo infrecuente para lo que los mercaderes se servían del impuesto de la avería. [13] Yun Casalilla señala también  la importancia que la anexión de Portugal a la Corona bajo Felipe II en 1580 tuvo para la economía, especialmente gracias al control de las colonias portuguesas.[14] Parece relevante destacar el hecho de que los propios monarcas españoles fueron conscientes de la situación de crisis inevitable de la monarquía –precisamente como consecuencia de su “marco institucional”– y de recesión desde, según Bartolomé Yun Casalilla, finales del siglo XVI.[15]
¿Fue la historia de la economía de los Habsburgo españoles en el siglo XVII la de un fracaso? [16] La principal causa de este fracaso, según el autor, fue el descenso de la cantidad de plata que llegaba de América a la Península Ibérica. Sus consecuencias habrían sido el aumento de una demanda de productos europeos y asiáticos en América imposible de satisfacer. El monopolio parecía ser insostenible, lo que aprovecharon los contrabandistas y los comerciantes extranjeros.[17] Personalmente, creo que las respuestas a este tipo de preguntas nunca son sencillas. Antes de contestarlas a la ligera hay que estudiarlas e investigar la realidad compleja de cada fenómeno. Las contradicciones, que son esenciales aunque presenten problemas para los historiadores, nos ayudan a comprender los cambios profundos en la política, la economía y las instituciones, en cuya reestructuración y flexibilización destaca el poder de la clase mercantil, que llegaba más allá de lo que lo hacía la monarquía.[18] Bartolomé Yun Casalilla da una lección valiosa a este respecto en el capítulo que hemos comentado.


[1] Yun Casalilla, Bartolomé, «Las instituciones y la economía política de la Monarquía Hispánica (1492-1714). Una perspectiva trans-“nacional”» en Yun Casalilla, Bartolomé y  Ramos Palencia,  Fernando (eds.), Economía política desde Estambul a Potosí: Ciudades estado, imperios y mercados en el Mediterráneo y en el Atlántico ibérico, c. 1200-1800, Valencia, Universitat de València, 2012, pp. 139-162. Todas las citas siguientes se refieren a este capítulo.
[2] p. 161.
[3] pp. 139-140.
[4] p. 147.
[5] pp. 147-148.
[6] p. 141.
[7] p. 145.
[8] Ídem.
[9] p. 146.
[10] p. 145.
[11] pp. 148-149.
[12] p. 152.
[13] p. 148.
[14] p. 157.
[15] p. 156.
[16] Yun Casalilla inicia y concluye el capítulo comentado refiriéndose al fracaso de la monarquía hispánica, si bien lo matiza en su conclusión apuntando precisamente a la prolongación en el tiempo de su poder, p. 139 y p.160.
[17] p. 154.
[18] pp. 160-161.

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