La “revolución de los precios” del siglo XVI y su interpretación
Tradicionalmente se ha asociado de forma
automática el aumento espectacular de los precios de las mercancías y productos
de primera necesidad en el siglo XVI europeo con la entrada masiva de ingentes
cantidades de metales preciosos al continente, consecuencia del descubrimiento
y conquista de América por la Corona española. Sin embargo, tal y como nos
muestran varios autores como Pierre Vilar o Peter Kriedte, es necesario matizar
esta relación directa y tan establecida, puesto que múltiples factores aparte
de la entrada del oro y plata procedente de las Indias intervinieron en este
proceso.
Tal y como nos expone Vilar, es necesario
establecer cuatro puntos de partida para analizar esta denominada “revolución
de los precios” que se produce en el siglo XVI: en primer lugar, el ritmo de la
misma, es decir, si fue drástica, paulatina, rápida…por otro lado, es
importante delimitar dónde se produce y hacia dónde se difunde y por último las
causas de la misma[1].
Una vez hemos establecido estas variables, la
pregunta principal sería: ¿realmente el factor único y principal de la subida
de precios que se registra durante el siglo XVI es la plata y el oro que
comienza a llegar a Europa gracias a las conquistas españolas? Pierre Vilar nos
mostrará el estudio principal y muy utilizado para este caso, que es el gráfico
realizado por Hamilton en el que superpone los datos sobre la subida de precios
con los de las llegadas de metales a Europa a través principalmente del puerto
de Sevilla[2].
El gráfico demuestra que efectivamente que cuanto más aumentan la llegada de
oro y plata a Europa y cuanto más rápido lo hacen, más aumentan los precios;
cuando en el siglo XVII disminuyeron las llegadas de metales preciosos, los
precios bajaron de nuevo y se estabilizaron.
No obstante, tal y como afirma Vilar, esta
observación debe ser matizada, y debemos extraer conclusiones más complejas que
la que hemos expuesto; es importante
destacar la visión marxista que recoge Vilar al respecto: una de las causas
principales del aumento de precios en Europa en el siglo XVI no será el aumento
de la cantidad de oro y plata disponible para las economías del continente,
sino los menores costes que suponía extraerla y producirla, ya que en América
encontrábamos oro y plata en abundancia, mucho más fácil de extraer que en las
minas europeas. Por tanto, este es el fenómeno que deberíamos observar primero,
y no tanto poner énfasis en relacionar dos variables como la entrada de metales
preciosos y el aumento de precios en Europa[3].
En esta postura se mueve también Kriedte, al
quitar importancia al oro y la plata hispánico en tanto que, es imposible
analizar la “revolución de los precios” que se produce a nivel europeo, sólo
utilizando datos del oro entrante gracias a las conquistas de la Monarquía
Hispánica, dado que mucha parte del capital de metales que circulaban en Europa
no eran sólo de procedencia americana, sino de las minas de centroeuropa[4].
Por otro lado, y según la “teoría
cuantitativa del dinero” que pretendió defender Hamilton en su gráfico, si
aumentan de forma proporcional los precios respecto a la entrada de metales
preciosos, debería existir esta inflación “por igual” en todos los productos.
Sin embargo, y tal y como expone Kriedte, serán los productos de primera
necesidad los que experimenten este espectacular aumento, mientras que los
productos manufacturados sufrirían una subida de precios más moderada. Esto es
así porque en el caso de los productos de primera necesidad, el aumento de los
precios en ningún caso afectará a la demanda, dado que son productos necesarios
para la subsistencia y por tanto se seguirán comprando. Sin embargo, en el caso
de los productos manufacturados, si aumentan los precios, la demanda
generalmente se resiente o baja, por lo que la mayor subida puede aplicarse a
los productos de primera necesidad y no tanto en las manufacturas. No obstante,
la inflación en los productos de primera necesidad no es únicamente achacable
al efecto que en la economía tiene la mayor afluencia de plata y oro, sino a
unos rendimientos agrícolas decrecientes que producían una disminución de la
productividad[5].
Por tanto, y como finalmente nos muestra
Vilar, el concepto de “revolución de los precios” debe ser muy matizado: tal y
como nos muestra en una tabla comparativa de los aumentos de precios cada cinco
años con respecto a los cinco años anteriores, los mayores aumentos se
produjeron en la primera mitad del XVI y no tanto en la segunda mitad – salvo
en la última década -; hay períodos de estabilidad de precios, y de aumentos
muy pequeños de sólo un 1-2% con respecto al lustro anterior[6].
En definitiva, el mayor aumento de los precios suele coincidir con momentos en
los que inesperadamente entra una cantidad de oro o plata importante que se
obtiene a un precio razonable o coste bajo, y no tanto con las etapas de
afluencia regular de metales preciosos procedentes de América[7].
BIBLIOGRAFÍA
- HAMILTON, E. J, American treasure and the price revolution in Spain, 1501-1650, New York, Octagon, 1970 (1934 1ª ed.)
- KRIEDTE, P., Feudalismo tardío y capital mercantil: líneas maestras de la histórica económica
europea desde el siglo XVI hasta finales del XVIII, Barcelona, Crítica, 1987.
- VILAR, P. Oro y moneda en la historia, 1450-1920, Barcelona, Ariel, 1978.
[1] VILAR,
P. Oro y moneda en la historia, 1450-1920, Barcelona, Ariel, 1978, pp.
101-102.
[2] HAMILTON, E. J, American treasure and the price revolution
in Spain, 1501-1650, New York, Octagon, 1970 (1934 1ª ed.)
[3] VILAR, op. cit. p. 105.
[4] KRIEDTE,
P., Feudalismo tardío y capital
mercantil: líneas maestras de la histórica económica
europea desde el
siglo XVI hasta finales del XVIII, Barcelona, Crítica, 1987, p. 67.
[6] VILAR, op.cit. p. 109.
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