REALIDAD
MONETARIA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII
Las realidades
monetarias de España en el siglo XVIII no se vieron afectadas tanto por los
cambios económicos producidos durante este siglo, como pasaría en el XVII,
debido a que la reforma de 1680 funcionó y dejó una herencia estable,
prácticamente la única que recibió Felipe V cuando es coronado. Aún así se
suceden una serie de perturbaciones que merece la pena tener en cuenta.
La primera de estas
perturbaciones la encontramos en el Principado de Cataluña debido a su
situación tan especial durante la Guerra de Secesión. Lo primero que hay que
tener en cuenta es que su apoyo a Carlos de Austria y como esto provocó que
entrara gran cantidad de moneda extranjera, sobre todo inglesa y portuguesa, lo
que aumentaría los precios. A su vez el Archiduque Carlos acuñará una moneda de
plata de cinco gramos de peso (denominada “peseta”; aunque no tiene relación
directa con la moneda que será la base del sistema monetario español desde el
gobierno provisional de 1868 hasta la entrada del Euro ya en el siglo XXI) de
un mayor valor legal al de mercado, que hará que su uso sea fundamentalmente
para el comercio exterior y las exportaciones. Pese a esto, que favoreció la
estabilidad, Cataluña sufrirá una falta constante de moneda fraccionaria que no
se solucionará ni con las exportaciones castellanas de 1718 ni con las
acuñaciones de Fernando VI en 1755. Esto último tendrá su origen en los
Decretos de Nueva Planta, que impondrán el sistema castellano a toda la corona,
pero las monedas de los diferentes reinos no fueron tan afectadas como el
vellón castellano, aunque sí que tuvo un efecto perjudicial para estas.
Otro aspecto importante
será que el sistema monetario español tenía unas variedades que provocaban
confusión y complicaban las transacciones. Por ello Carlos III propugnará la
pragmática de 1772, que buscando la racionalidad, ordenará refundir todas las
monedas en uso y adoptar como patrón el real de vellón (igual a 34 maravedíes)
acuñándose en plata monedas equivalentes a 1, 2, 4, 8 y 16 reales (real de
vellón, real, peseta, real de a 4 y real de a 8 respectivamente). Así como el
peso duro, el medio peso, y la peseta columnaria a 20, 10 y 5 reales cada una,
también serán acuñadas en plata. En cuanto al oro encontraremos las siguientes
monedas: el escudo (20 reales), el doblón, el doblón de a 4, y el doblón de a 8
(equivalente a 320 reales de vellón). Poco más tarde en 1779, se fijará el
valor de las monedas, dando al oro un valor de 1/16 respecto a la plata, pero
la subida de la misma tendió a infravalorar la plata española frente a la
europea, produciéndose una evasión al extranjero. Esto en datos se refleja
viendo como solo 3000 o 4000 reales se quedaron en España de los entre 10000 y
15000 millones que se sacaron de América.
BIBLIOGRAFÍA: "La España Moderna" Martínez Ruiz, Enrique; Giménez, Enrique; Armillas José Antonio; Maqueda, Consuelo. Itsmo, Madrid.
Alberto González Latorre, 11867154M
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