En
el continente europeo, a la fase de crecimiento demográfico característica del
siglo XVI le siguió una tendencia al estancamiento e incluso a la regresión en
la centuria siguiente. La Península Ibérica se movió también dentro de las
coordenadas internacionales pero presentó toda una serie de características que
la agravaron todavía más. La población española, según Domínguez Ortiz, perdió
un millón de habitantes en el siglo XVII quedando reducida a siete. En lo que
respecta al Reino aragonés y la evolución de su población a lo largo de esta
centuria hay una clara falta de información y documentación, por lo que no
podemos dar cifras concretas sobre el descenso poblacional general en este
periodo.
Según
un estudio del censo celebrado en Tarazona en 1495, el Reino de Aragón contaba
con 51.540 fuegos; de los cuales 5.674 eran de población mudéjar. Sin embargo,
resulta muy problemático el traducir los fuegos a personas. Serrano Montalvo,
basándose en unas catas realizadas en diferentes áreas del reino, cifra la
población aragonesa en más de 200.000 personas en 1495. El problema a la hora
de analizar datos de demografía en el Reino de Aragón es que no se hizo otro
censo poblacional hasta 150 años más tarde por lo que no podemos saber la
tendencia en la que se enmarcan estas cifras. Sin embargo, todo parece indicar
que en este momento la población aragonesa se encontraba en un momento álgido
tras haber superado un periodo de crisis en torno a la década de los 80 del
siglo XVI. Este aumento poblacional sigue las tendencias generales de
crecimiento demográfico que se produjo en toda Europa, aunque podemos
determinar como una de sus causas más importantes a la gran inmigración
francesa, fenómeno ya iniciado durante la época medieval que buscaba repoblar
las tierras aragonesas y que despegó durante el siglo XVI.
Como
hemos comentado anteriormente, tras esta fase de crecimiento llegó un periodo
de estancamiento e incluso disminución de la población, lo que tuvo sus efectos
irremediables en la economía del Reino. A pesar de no poder dar cifras
concretas debido a los escasos datos de los que se dispone, sí son observables
los factores que influyeron en este fenómeno de retroceso. Se ha rechazado la
hipótesis que señalaba a causas internas, como podría ser una disminución de la
natalidad, pues ésta se mantuvo dentro de los parámetros normales de la época.
Los factores que se han identificado como causas de dicho descenso son: la
expulsión de los moriscos, las epidemias de peste, las malas cosechas, la
política fiscal de los Austrias y la guerra en Cataluña. A pesar de que algunos
de estos factores ya se habían dado durante el siglo XVI, no tuvieron el
impacto suficiente como para cambiar la tendencia de crecimiento imperante. Sin
embargo, en el XVII la suma de todos ellos y su actuación concatenada motivarán
la crisis demográfica.
·
La
expulsión de los moriscos. En el año 1610 Felipe III emite una orden real por
la cual todos los moriscos de la península deben ser expulsados, por lo que más
de 250.000 personas tuvieron que abandonar el país. La expulsión, no obstante,
afectó de manera muy distinta a los diferentes reinos dentro de la península.
Mientras en Castilla el efecto fue muy reducido debido a la poca importancia de
los núcleos moriscos en la misma, en la Corona de Aragón –especialmente en el
Reino de Aragón y el de Valencia-, su importancia era decisiva para un
desarrollo normal de la vida. Según los datos de los que disponemos, el número
de moriscos expulsados en el Reino de Aragón fue de 60.818, lo que equivaldría
al 15’2% de la población total. Las zonas más afectadas fueron lógicamente las
que tenían una mayor concentración de cristianos nuevos, que coincidía con las
áreas más productivas. Esto dará a numerosos problemas de repoblación, que será
un proceso muy lento pese a la notable llegada de inmigrantes franceses y que
tendrá terribles consecuencias para la economía aragonesa, que sufre un grave estancamiento.
·
Se
alude cada vez con mayor seguridad para explicar el fenómeno general de
recesión europea en el siglo XVII a un empeoramiento de las condiciones
climáticas a partir de 1580, una «pequeña edad glaciar» que tendría graves
repercusiones en el rendimiento de la tierra. Las malas cosechas, debidas a
grandes sequías o a plagas de langostas, provocaban crisis de subsistencia que
dejaban a la población muy debilitada ante cualquier posible enfermedad. En
Zaragoza y en Barbastro la mortalidad aumentó enormemente, siendo en ésta
última hasta un 237% superior.
·
Las
epidemias habían sido una constante en la centuria anterior pero durante el
siglo XVII van a causar un mayor impacto debido a la subalimentación que sufre
la población. Las oleadas de peste provocaron que la mortalidad aumentara aún
más y sus efectos se hicieron notar sobre todos los campos económicos de la
vida: disminuyeron las áreas cultivadas, subían los salarios por falta de mano
de obra y el comercio quedaba seriamente quebrantado.
·
Otra
de las causas del empobrecimiento y de la despoblación del reino fue la activa
participación aragonesa en los problemas económicos y militares de Felipe IV y
Carlos II, ya que se hicieron importantes aportes en hombres, armas y dinero al
proyecto de la Unión de Armas de 1624 ideado por el valido del rey, el
Conde-Duque de Olivares, que buscaba la creación de un ejército de 140.000
hombres aportados y mantenidos por todos los reinos de la Monarquía Hispánica.
·
La
guerra de Cataluña. Aragón, según algunos datos, aportó entre 1638 y 1646 hasta
10.000 hombres; y a la altura de 1653 más de 14.000. Al margen de este servicio
común a todo el reino, la capital, Zaragoza, aportó por su cuenta hasta 1694
más de 12.000 soldados. Pareja al apoyo humano para este conflicto, estuvo el
apoyo económico. Especialmente afectadas fueron las zonas de frontera con
Cataluña, debido a que debían cubrir el mantenimiento y alojamiento de los
soldados. En estas regiones, la población a mediados del siglo XVII era incluso
menor que la existente 150 años antes.
Todos
estos factores explican conjuntamente el retroceso demográfico y económico
sufrido por la sociedad aragonesa en el siglo XVII. Las tasas de natalidad no
habían disminuido, la potencia vital de la población era la misma; sin embargo,
el propio impulso demográfico no podía contrarrestar la serie tan continuada de
factores externos de signo negativo. Hasta la centuria siguiente, el Reino
aragonés no recuperará la población de comienzos de siglo.
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COLÁS
LATORRE, G., y SALAS AUSENS, J.A., Aragón
en el siglo XVI: alteraciones sociales y conflictos políticos. Departamento
de Historia Moderna, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 1982.
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COLÁS
LATORRE, G., y SALAS AUSENS, J.A., Aragón
bajo los Austrias. Libreria General, Zaragoza, 1977.
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