A estas alturas del curso, cuando
estamos preparando los exámenes y demás es necesario hacerse preguntas de este
tipo. Quizá David, quizá la Facultad de Historia nos ha hecho cursar una
asignatura carente de sentido, y es que, ¿por qué Historia Económica de la Edad
Moderna? ¿Por qué vamos a ubicar en esta cronología, basada más bien en
acontecimientos políticos o sociales, la historia económica? Es posible que
para comprender las dinámicas económicas tenga más sentido aplicar unos
periodos cronológicos diferentes. Desde luego, la historia es un continuum y son los historiadores los
que la trocean o, más bien, toman una perspectiva crítica y realizan una
deconstrucción[1]
para la elaboración de modelos históricos o de periodos históricos. De esta
forma, podríamos reivindicar una periodización diferente sobre la historia
económica. Esto no es algo nuevo, a lo largo de la historia han existido
diferentes periodizaciones, una de aspecto económico es la periodización
materialista que clasifica las épocas por las formas de producción, cuyo
resultado es comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo y capitalismo[2]. Esta
entrada, sin querer reivindicar este modelo, pretende explorar los límites
cronológicos y vislumbrar, si es posible, una forma alternativa de
periodización.
La historia economía presenta unas características
particulares por comparación con otras perspectivas históricas como pueden ser
la social o la política. De la definición de economía de Samuelson y Nordhaus
será más fácil conocer dichos atributos:
"El estudio de la manera en que las sociedades utilizan los recursos escasos para producir mercancías valiosas y distribuirlas entre los diferentes individuos"[3]
De esta
definición, como los propios autores indican, se extrae una realidad de escasez
ligada a una necesidad de eficacia, y es esto lo más importante para entender
la comparativa puesto que explica la independencia y el dinamismo de la
historia económica. Independencia en tanto que esa escasez conlleva a un ánimo
de lucro, que aunque pueda haber fluctuado su intensidad existe siempre; y la
necesidad de eficacia promueve el cambio y el dinamismo. Evidentemente esto son
pautas aplicables a un modelo, pero no encajan siempre bien con la realidad,
sobre todo a un periodo como es el que proviene de finales de la Edad Media, en
el que las cuestiones morales y religiosas frenaron el avance de muchos cambios
relativos al ámbito financiero[4].
Los
procesos económicos de la Baja Edad Media son los que plantean esta reflexión y
es que, es en este momento cuando muchos autores ubican los inicios de la etapa
capitalista, entre otros, Fernand Braudel[5]. Más
allá de hablar del capitalismo, se acepta que en la Baja Edad Media suceden
cambios en la actividad comercial y artesanal principalmente, que luego son
característicos de la Edad Moderna. Cambios relacionados con las formas de
comercio y producción, como pueden ser las herramientas financieras que
desarrollan el movimiento e inversión de capitales, así como los gremios; pero
también el espíritu comercial, es decir la idea de lucro y los principios de
individualismo. Resulta interesante el siguiente párrafo de Le Goff:
"…de tal
forma justificado e inclusive exaltado, el mercader medieval puede dar libre
curso a su genio. Sus objetivos son la riqueza, los negocios y la gloria. El
amor al dinero sigue siendo su pasión fundamental. […] Todos los mercaderes
estudiados por los historiadores de la Edad Media sienten un amor arrebatado
por el dinero”[6]
Existe por
tanto, unos avances de carácter económico en la Baja Edad Media, que son ya por
aquél entonces una constante, aunque no tengan una trascendencia sobre otros
aspectos políticos, sociales o culturales. Estos elementos que posteriormente
serán más aceptados en época moderna se reducen en la Baja Edad Media a la
burguesía, pero ahí ya tienen suficiente fuerza como para ser analizado dentro
de un todo, dentro del desarrollo económico de los siglos posteriores. En este
sentido, se podría hablar de un bloque de historia económica que abarcase desde
la Baja Edad Media hasta casi el siglo XVIII en el que aparecen nuevas fórmulas
como la fisiocracia o Adam Smith, de los que se hablará brevemente más
adelante. Evidentemente, durante la Edad Moderna se producen desarrollos
importantes como pueden ser el comercio internacional, la mentalidad
mercantilista, etc. Pero todo ello se podría igualmente enmarcar en el desarrollo
económico iniciado en los siglos XII – XIII pues aunque con mucha menos fuerza
se pueden evidenciar ejemplos sobre precedentes importantes: el aumento del
tamaño y del volumen de los circuitos comerciales durante la Baja Edad Media[7] o la
aproximación del príncipe hacia la dirección de la economía[8].
En esta
entrada se habla por tanto de que esta asignatura no tiene por qué apegarse a
las “edades históricas”, sino que quizá sería igual de interesante que abrazase
un discurso propio, en el que persigue conceptos como el desarrollo de una
nueva visión económica que empieza a aparecer en los siglos XII – XIII. No se debería
tampoco renunciar a hablar de Adam Smith y los fisiócratas, o en general al
siglo XVIII, pero esto quizá abriese ya una etapa económica nueva, más
adherible al siglo XIX, fundamentalmente en el caso de Adam Smith y todo lo
ligado a la Revolución Industrial, que en un comienzo se circunscribiría a un
espacio concreto y limitado como sería la Inglaterra del XVIII, pero que
conforma unas características comunes al devenir del siglo XIX. En este caso
sería un país y no un sector social, y también hay que reconocer que hay una
gran relación de Adam Smith con el mundo anterior, pero es más fácil asumirlo
como una sanción de lo anterior y el comienzo hacia una nueva perspectiva
económica.
[1] CHIGNOLA,
Sandro. "Temporalizar la historia. Sobre la Historik de Reinhart
Koselleck" Isegoría, 0 (2007). [Online]
(Consultado el día 03.01.2015) p. 11
[2]
GONZÁLEZ, Fernando. “Las grandes periodizaciones de la historia universal”.
Boletín Millares Carlo. N26, (2007). [Online] (Consultado el día 02.01.2015) p.
124
[3]SAMUELSON,
Paul; NORDHAUS, William. Economía. Madrid,
Mc Graw Hill, 2010. p. 4.
[4] PERDICES
DE BLAS, Luis. Historia del pensamiento
económico. Madrid, Síntesis, 2004. p.26
[5]
BRAUDEL, Fernand. La dinámica del
capitalismo. Madrid, Alianza Editorial, 1985.
[6]
LE GOFF, Jacques. Los mercaderes de la
Edad Media. Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1969 p.
103
[7]
Genoveses, catalanes y baleares buscaban expandir su comercio a través del
estrecho en busca de nuevos espacios de comercio. ORTEGA VILLOSLADA Antonio. “Del
Mediterráneo al Atlántico: apertura/reapertura del estrecho de Gibraltar en la
Edad Media. Estado de la cuestión.” Bolletí
de la Societat Arqueològica Lul·liana: Revista d'estudis històrics. (2011),
pp. 101-124.
[8]
Spufford muestra cómo los monarcas, concretamente el francés y el aragonés toman
decisiones sobre la emisión de moneda para recuperar el poder perdido, así como
también para financiar a la corona. SPUFFORD, Peter. Dinero y moneda en la Europa medieval. Barcelona, Crítica, 1991. p.
131
Estoy bastante de acuerdo con la necesidad de "descompartimentar" (perdón por el palabro) las ramas de la Historia, ya que favorecería la capacidad de apreciar tanto las persistencias como las novedades en la teoría y práctica económica. No obstante, creo que si empiezas a retrotraerte hacia precedentes puedes acabar en un juego sin fin. Es difícil definir un bloque específico alegando determinado fenómeno como definitorio, porque la Historia siempre muestra ambigüedades.
ResponderEliminarEn cualquier caso, si me preguntas qué sentido tiene estudiar economía del siglo XVI al XVIII, diría que alguno tiene, pero incompleto.