jueves, 8 de enero de 2015

El comercio castellano entre el siglo XV y XVI

Por todos es conocido, el gran esplendor que se produjo en lo referente al comercio castellano al producirse el descubrimiento de América de mano de Cristóbal Colón el 12 de octubre de 2015, pero no destaca solo el comercio con América sino que va mucho más allá.
Los puertos españoles en el siglo XV contarían con gran actividad comercial, transportando productos como la lana o el hierro peninsular. Las vías comerciales se darían tanto en el océano Atlántico como por el mar Mediterráneo. Con el avance comercial y sobre todo en lo que respecta al transporte marítimo se daría la aparición de fábricas e infraestructuras que permitieran mejorar la seguridad de las transacciones. Podemos encontrar dos momentos en el desarrollo del comercio de Castilla, la primera que seguía la ruta del Camino de Santiago y la segunda en torno a las áreas norte- sur del comercio atlántico. El comercio en Castilla toma dos centros neurálgicos, por un lado, a partir de los puertos cantábricos que exportarían a Inglaterra y Flandes productos como vino, hierro y lana a cambio de importar tejidos de lujo. Por otro lado, en la Andalucía occidental se daba un comercio de materias primas como los cereales, aceite, vino y cuero de Flandes, oro de África, y especias y sedas de Asia.
Durante el reinado de los Reyes Católicos el comercio se concreta en las fachadas litorales por la facilidad que otorgaban sus infraestructuras. En lo que respecta al comercio exterior, destacan los Países Bajos y en cuanto al comercio interior no se puede decir que fuera destacado ya que las infraestructuras no estaban tan desarrolladas a causa de la menor demanda y por los obstáculos naturales.
El comercio interior de Castilla en los siglos XVI y XVII sigue siendo anticuado, a pesar de que se mejoran las redes de caminos haciéndolas más seguras al construir posadas, ventas y mesones. Será en estos siglos cuando aparezca la Santa Hermandad encargada de acabar con los malhechores de los caminos que pudieran perturbar a los mercaderes. En cuanto a los arrieros y carreteros, se comienzan a dar cada vez más profesionales a pesar de mantenerse las personas dedicadas a estas labores de manera temporal. El sistema de organización era a partir de las ferias y los mercados que iban de uno a otro pueblo, la peculiaridad de esos momentos es la inexistencia de un mercado nacional en pro de las aduanas y los puestos de paso. A partir del siglo XVI una de las ferias más importantes, como es la de Medina del Campo caerá en decadencia, junto con las ferias del camino de Santiago. A partir de este momento, los comerciantes acudirían a las ciudades siguiendo unos determinados circuitos locales y comarcales, o bien, regionales o nacionales si eran a mayor escala y siempre siguiendo el día establecido para su actividad.  
La situación de Castilla con el comercio de Europa se puede distinguir según varias zonas, estas son: la ruta del Báltico, la ruta Atlántica Norseptentrional y la ruta Mediterránea.
En el comercio báltico destaca el cereal polaco, el cobre sueco, los salazones y el vino mediterráneo. La ruta Atlántica, posiblemente una de las más antiguas recorría desde la cornisa cantábrica de la península ibérica hasta los Países Bajos, pasando por Franca e Inglaterra. La ruta mediterránea iría desde los puertos de Europa meridional hasta los de oriente en Turquía intercambiando en cada uno de ellos productos manufacturados y metales preciosos procedentes de Europa y sedas, café y artículos de lujo procedentes de oriente. Castilla controlara esta ruta junto a Venecia y Génova hasta el siglo XVII, incorporándose los ingleses en el siglo posterior.
En cuanto al comercio con el continente asiático, se aprovecharon las rutas comerciales sobre todo para transportar materias primas, alimentos y artículos de lujo propios del continente y que en Europa no se podían conseguir o cultivar. A la inversa, los asiáticos recibirían dinero, metales (plata) y tejidos de Inglaterra. En cuanto a las rutas comerciales destacan las conocidas rutas de las especias y la ruta de la seda.
La ruta de las especias en una primera época discurría por el Mediterráneo siendo esta la conexión entre oriente y occidente. En un segundo periodo y ya tras la expedición portuguesa que llego a India por Calcuta, los portugueses abrieron un nuevo comercio de especias por el Índico. La ruta de la seda atravesaba desde China hasta el Mediterráneo atravesando zonas como Estambul, Jerusalén, parte de la antigua Unión Soviética, Siria, Jordania, Líbano e Israel. A pesar del nombre que se le dio a esta ruta desde el siglo XIX, por esta ruta no solo se trasportaba seda sino que también se movían otras mercancías y materias primas, por lo tanto se debe entender esta denominación como el conjunto de rutas que unían China, Asia Central y Europa.

Por último, el comercio con el Nuevo Mundo a partir de su descubrimiento en 1492 contaría con una institución creada especialmente para esta actividad, es decir, la casa de Contratación de Sevilla, llevando la contabilidad de los productos que iban de España a América y viceversa. Los productos más destacados eran el cereal y el vino de Europa a América y al contrario el tabaco, el cacao y el café. 

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