sábado, 10 de enero de 2015

La “revolución de los precios” del siglo XVI y su interpretación

Tradicionalmente se ha asociado de forma automática el aumento espectacular de los precios de las mercancías y productos de primera necesidad en el siglo XVI europeo con la entrada masiva de ingentes cantidades de metales preciosos al continente, consecuencia del descubrimiento y conquista de América por la Corona española. Sin embargo, tal y como nos muestran varios autores como Pierre Vilar o Peter Kriedte, es necesario matizar esta relación directa y tan establecida, puesto que múltiples factores aparte de la entrada del oro y plata procedente de las Indias intervinieron en este proceso.
Tal y como nos expone Vilar, es necesario establecer cuatro puntos de partida para analizar esta denominada “revolución de los precios” que se produce en el siglo XVI: en primer lugar, el ritmo de la misma, es decir, si fue drástica, paulatina, rápida…por otro lado, es importante delimitar dónde se produce y hacia dónde se difunde y por último las causas de la misma[1].  
Una vez hemos establecido estas variables, la pregunta principal sería: ¿realmente el factor único y principal de la subida de precios que se registra durante el siglo XVI es la plata y el oro que comienza a llegar a Europa gracias a las conquistas españolas? Pierre Vilar nos mostrará el estudio principal y muy utilizado para este caso, que es el gráfico realizado por Hamilton en el que superpone los datos sobre la subida de precios con los de las llegadas de metales a Europa a través principalmente del puerto de Sevilla[2]. El gráfico demuestra que efectivamente que cuanto más aumentan la llegada de oro y plata a Europa y cuanto más rápido lo hacen, más aumentan los precios; cuando en el siglo XVII disminuyeron las llegadas de metales preciosos, los precios bajaron de nuevo y se estabilizaron.
No obstante, tal y como afirma Vilar, esta observación debe ser matizada, y debemos extraer conclusiones más complejas que la que hemos expuesto;  es importante destacar la visión marxista que recoge Vilar al respecto: una de las causas principales del aumento de precios en Europa en el siglo XVI no será el aumento de la cantidad de oro y plata disponible para las economías del continente, sino los menores costes que suponía extraerla y producirla, ya que en América encontrábamos oro y plata en abundancia, mucho más fácil de extraer que en las minas europeas. Por tanto, este es el fenómeno que deberíamos observar primero, y no tanto poner énfasis en relacionar dos variables como la entrada de metales preciosos y el aumento de precios en Europa[3].
En esta postura se mueve también Kriedte, al quitar importancia al oro y la plata hispánico en tanto que, es imposible analizar la “revolución de los precios” que se produce a nivel europeo, sólo utilizando datos del oro entrante gracias a las conquistas de la Monarquía Hispánica, dado que mucha parte del capital de metales que circulaban en Europa no eran sólo de procedencia americana, sino de las minas de centroeuropa[4].
Por otro lado, y según la “teoría cuantitativa del dinero” que pretendió defender Hamilton en su gráfico, si aumentan de forma proporcional los precios respecto a la entrada de metales preciosos, debería existir esta inflación “por igual” en todos los productos. Sin embargo, y tal y como expone Kriedte, serán los productos de primera necesidad los que experimenten este espectacular aumento, mientras que los productos manufacturados sufrirían una subida de precios más moderada. Esto es así porque en el caso de los productos de primera necesidad, el aumento de los precios en ningún caso afectará a la demanda, dado que son productos necesarios para la subsistencia y por tanto se seguirán comprando. Sin embargo, en el caso de los productos manufacturados, si aumentan los precios, la demanda generalmente se resiente o baja, por lo que la mayor subida puede aplicarse a los productos de primera necesidad y no tanto en las manufacturas. No obstante, la inflación en los productos de primera necesidad no es únicamente achacable al efecto que en la economía tiene la mayor afluencia de plata y oro, sino a unos rendimientos agrícolas decrecientes que producían una disminución de la productividad[5].
Por tanto, y como finalmente nos muestra Vilar, el concepto de “revolución de los precios” debe ser muy matizado: tal y como nos muestra en una tabla comparativa de los aumentos de precios cada cinco años con respecto a los cinco años anteriores, los mayores aumentos se produjeron en la primera mitad del XVI y no tanto en la segunda mitad – salvo en la última década -; hay períodos de estabilidad de precios, y de aumentos muy pequeños de sólo un 1-2% con respecto al lustro anterior[6]. En definitiva, el mayor aumento de los precios suele coincidir con momentos en los que inesperadamente entra una cantidad de oro o plata importante que se obtiene a un precio razonable o coste bajo, y no tanto con las etapas de afluencia regular de metales preciosos procedentes de América[7].

BIBLIOGRAFÍA


- HAMILTON, E. J, American treasure and the price revolution in Spain, 1501-1650, New York, Octagon, 1970 (1934 1ª ed.)
-  KRIEDTE, P., Feudalismo tardío y capital mercantil: líneas maestras de la histórica económica
europea desde el siglo XVI hasta finales del XVIII, Barcelona, Crítica, 1987.
- VILAR, P. Oro y moneda en la historia1450-1920, Barcelona, Ariel, 1978.


[1] VILAR, P. Oro y moneda en la historia, 1450-1920, Barcelona, Ariel, 1978, pp. 101-102.
[2] HAMILTON, E. J, American treasure and the price revolution in Spain, 1501-1650, New York, Octagon, 1970 (1934 1ª ed.)
[3] VILAR, op. cit. p. 105.
[4] KRIEDTE, P., Feudalismo tardío y capital mercantil: líneas maestras de la histórica económica
europea desde el siglo XVI hasta finales del XVIII, Barcelona, Crítica, 1987, p. 67.
[5] Ibíd. pp. 69-70
[6] VILAR, op.cit. p. 109.
[7][7] Ibíd. p. 107. 

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