martes, 6 de enero de 2015

La regresión económica y demográfica en el Reino de Aragón en el siglo XVII



En el continente europeo, a la fase de crecimiento demográfico característica del siglo XVI le siguió una tendencia al estancamiento e incluso a la regresión en la centuria siguiente. La Península Ibérica se movió también dentro de las coordenadas internacionales pero presentó toda una serie de características que la agravaron todavía más. La población española, según Domínguez Ortiz, perdió un millón de habitantes en el siglo XVII quedando reducida a siete. En lo que respecta al Reino aragonés y la evolución de su población a lo largo de esta centuria hay una clara falta de información y documentación, por lo que no podemos dar cifras concretas sobre el descenso poblacional general en este periodo.

Según un estudio del censo celebrado en Tarazona en 1495, el Reino de Aragón contaba con 51.540 fuegos; de los cuales 5.674 eran de población mudéjar. Sin embargo, resulta muy problemático el traducir los fuegos a personas. Serrano Montalvo, basándose en unas catas realizadas en diferentes áreas del reino, cifra la población aragonesa en más de 200.000 personas en 1495. El problema a la hora de analizar datos de demografía en el Reino de Aragón es que no se hizo otro censo poblacional hasta 150 años más tarde por lo que no podemos saber la tendencia en la que se enmarcan estas cifras. Sin embargo, todo parece indicar que en este momento la población aragonesa se encontraba en un momento álgido tras haber superado un periodo de crisis en torno a la década de los 80 del siglo XVI. Este aumento poblacional sigue las tendencias generales de crecimiento demográfico que se produjo en toda Europa, aunque podemos determinar como una de sus causas más importantes a la gran inmigración francesa, fenómeno ya iniciado durante la época medieval que buscaba repoblar las tierras aragonesas y que despegó durante el siglo XVI.

Como hemos comentado anteriormente, tras esta fase de crecimiento llegó un periodo de estancamiento e incluso disminución de la población, lo que tuvo sus efectos irremediables en la economía del Reino. A pesar de no poder dar cifras concretas debido a los escasos datos de los que se dispone, sí son observables los factores que influyeron en este fenómeno de retroceso. Se ha rechazado la hipótesis que señalaba a causas internas, como podría ser una disminución de la natalidad, pues ésta se mantuvo dentro de los parámetros normales de la época. Los factores que se han identificado como causas de dicho descenso son: la expulsión de los moriscos, las epidemias de peste, las malas cosechas, la política fiscal de los Austrias y la guerra en Cataluña. A pesar de que algunos de estos factores ya se habían dado durante el siglo XVI, no tuvieron el impacto suficiente como para cambiar la tendencia de crecimiento imperante. Sin embargo, en el XVII la suma de todos ellos y su actuación concatenada motivarán la crisis demográfica.

·         La expulsión de los moriscos. En el año 1610 Felipe III emite una orden real por la cual todos los moriscos de la península deben ser expulsados, por lo que más de 250.000 personas tuvieron que abandonar el país. La expulsión, no obstante, afectó de manera muy distinta a los diferentes reinos dentro de la península. Mientras en Castilla el efecto fue muy reducido debido a la poca importancia de los núcleos moriscos en la misma, en la Corona de Aragón –especialmente en el Reino de Aragón y el de Valencia-, su importancia era decisiva para un desarrollo normal de la vida. Según los datos de los que disponemos, el número de moriscos expulsados en el Reino de Aragón fue de 60.818, lo que equivaldría al 15’2% de la población total. Las zonas más afectadas fueron lógicamente las que tenían una mayor concentración de cristianos nuevos, que coincidía con las áreas más productivas. Esto dará a numerosos problemas de repoblación, que será un proceso muy lento pese a la notable llegada de inmigrantes franceses y que tendrá terribles consecuencias para la economía aragonesa, que sufre un grave estancamiento.
·         Se alude cada vez con mayor seguridad para explicar el fenómeno general de recesión europea en el siglo XVII a un empeoramiento de las condiciones climáticas a partir de 1580, una «pequeña edad glaciar» que tendría graves repercusiones en el rendimiento de la tierra. Las malas cosechas, debidas a grandes sequías o a plagas de langostas, provocaban crisis de subsistencia que dejaban a la población muy debilitada ante cualquier posible enfermedad. En Zaragoza y en Barbastro la mortalidad aumentó enormemente, siendo en ésta última hasta un 237% superior.
·         Las epidemias habían sido una constante en la centuria anterior pero durante el siglo XVII van a causar un mayor impacto debido a la subalimentación que sufre la población. Las oleadas de peste provocaron que la mortalidad aumentara aún más y sus efectos se hicieron notar sobre todos los campos económicos de la vida: disminuyeron las áreas cultivadas, subían los salarios por falta de mano de obra y el comercio quedaba seriamente quebrantado.
·         Otra de las causas del empobrecimiento y de la despoblación del reino fue la activa participación aragonesa en los problemas económicos y militares de Felipe IV y Carlos II, ya que se hicieron importantes aportes en hombres, armas y dinero al proyecto de la Unión de Armas de 1624 ideado por el valido del rey, el Conde-Duque de Olivares, que buscaba la creación de un ejército de 140.000 hombres aportados y mantenidos por todos los reinos de la Monarquía Hispánica.
·         La guerra de Cataluña. Aragón, según algunos datos, aportó entre 1638 y 1646 hasta 10.000 hombres; y a la altura de 1653 más de 14.000. Al margen de este servicio común a todo el reino, la capital, Zaragoza, aportó por su cuenta hasta 1694 más de 12.000 soldados. Pareja al apoyo humano para este conflicto, estuvo el apoyo económico. Especialmente afectadas fueron las zonas de frontera con Cataluña, debido a que debían cubrir el mantenimiento y alojamiento de los soldados. En estas regiones, la población a mediados del siglo XVII era incluso menor que la existente 150 años antes.

Todos estos factores explican conjuntamente el retroceso demográfico y económico sufrido por la sociedad aragonesa en el siglo XVII. Las tasas de natalidad no habían disminuido, la potencia vital de la población era la misma; sin embargo, el propio impulso demográfico no podía contrarrestar la serie tan continuada de factores externos de signo negativo. Hasta la centuria siguiente, el Reino aragonés no recuperará la población de comienzos de siglo.

-          COLÁS LATORRE, G., y SALAS AUSENS, J.A., Aragón en el siglo XVI: alteraciones sociales y conflictos políticos. Departamento de Historia Moderna, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 1982.

-          COLÁS LATORRE, G., y SALAS AUSENS, J.A., Aragón bajo los Austrias. Libreria General, Zaragoza, 1977.

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