sábado, 10 de enero de 2015

Primera parte. Breve introducción para el conocimiento de la economía de la India en el periodo mogol.

En estas dos entradas haremos un recorrido introductorio para conocer interesantes aspectos de las políticas económicas que se llevaron a cabo durante el periodo mogol. En esta primera entrada se dará a conocer algunas características económicas de este periodo, sin embargo en esta primera parte no hablaremos de la economía en la etapa de Akbar (1556-1605), ya que las medidas económicas que fueron adoptadas por su gobierno protagonizarán en exclusiva la segunda entrada.
La India presentaba a comienzos del siglo XVI la imagen de un territorio inmenso en el que estaban presentes varias confesiones religiosas y donde había multitud de estados independientes, donde destacaba el sultanato afgano y musulmán de Delhi[1].Los sucesos que acaecerían durante el siglo XVI en la India se explican por el control político ejercido por las dinastías musulmanas en una gran parte de la India[2], así como que este dominio al final fuera posible, demuestra que fue resultado del punto álgido de poder y esplendor del control islámico[3].
Los mogoles, que eran turcos timuríes con parte de sangre mongol, tendrían en Bābur (1526-1530) al fundador de la nueva dinastía, que siendo gobernador de Kābul, entró en la India procedente de Afganistán, derrocando al sucesor Ibrāhīm y acabando con el sultanato de Delhi. Tras esta victoria en la batalla de Pānīpat era coronado emperador en la mezquita de Delhi. Aunque hay que decir que la dominación no se haría extensible a la India del sur – donde en la península del Decán mantenía su independencia con varios poderes musulmanes y un reino hindú –.
De forma general se puede decir que en la economía de este periodo mogol destacaría la explotación del campesinado - hay que tener en cuenta que gran parte de la riqueza del país tenía su origen en los impuestos sobre la tierra - se especializaría en la producción de textiles de algodón, seda y lana, además de destacar la industria de los brocados y joyería. Además los mercaderes occidentales fomentarían en gran medida el cultivo de especias. La economía no se estancaría hasta el siglo XVIII[4].
A la muerte de Bābur en 1530, el imperio estaba formado por Afganistán, Panjāb y la llanura gangética hasta las fronteras de Bengala, pero es indudable que en este tiempo no pudo realizar ningún cambio sustancial en cuanto a organización administrativa, se podría decir que apenas tuvo oportunidades de desarrollar política administrativa alguna[5]. En 1540, cuando Šīr Šāh derroca a Humāyūn e instaura la breve dinastía afgana de los Šūríes, sentará las bases de un eficaz sistema administrativo que luego será sobre el que construyan los mogoles el suyo. Esto es porque durante el periodo de Šīr Šāh se hicieron grandes esfuerzos para centralizar el poder: construyendo grandes carreteras que unían Panjāb, Bengala a la India central, así como Rājputāna con las regiones centrales del imperio, y también estableciendo importantes impuestos basados en detallados informes sobre las tierras basado en una serie de tasas fijas[6]. Con este sistema se sustituía al sistema tradicional que consistía en que los funcionarios locales indicaran a los campesinos la cantidad de pagar. En parte por estas razones se considera este breve mandato como uno de los importantes de la historia de la India.
El hijo de Akbar, Ŷahāngīr (1605-1627), se le recordaría como un gobernante muy desapegado a los asuntos de estado y sobre todo se interesó por las artes, lo que le hizo ser uno de los emperadores mogoles más instruidos[7]. Esta desatención en los asuntos de Estado provocaría que la facción iraní cobrara mayor importancia dentro de la corte A Ŷahāngīr le sucedería Sāh Ŷahān (1627-1658), del que hay que destacar por supuesto su protagonismo en la arquitectura, ya que bajo su gobierno se erigirían edificios espléndidos donde destaca por encima de todos el Taj Mahall en Agra. Sin embargo, los hábitos de la corte, la concentración de la riqueza en unos pocos y sobre todo los enormes gastos que suponía todo su programa arquitectónico, empobrecieron enormemente a la población y supuso un desgaste enorme en las arcas que tendría como resultado un lógico desequilibrio en la balanza económica[8].
Después de encarnizadas luchas por la sucesión, Awrangzīb (1658-1707), accedería al trono y acometería una serie de políticas contrarias al derecho canónico musulmán[9], tales como imprimir la declaración de fe islámica en las monedas y trataría, sin apenas éxito, prohibir la venta de licores y la supresión del juego. Sí que fue muy importante la abolición de impuestos no sancionados por la ley musulmana. Por otro lado reestablecería la jyziah[10], que como veremos en la siguiente entrada, había sido abolida por Akbar. También duplicaría los derechos de aduana para los hindúes.
Durante su largo mandato destacarían sus enérgicos intentos de centralización. Pero Awrangzīb tenía que hacer frente a una administración central debilitada, para ello intentó llevar a cabo una serie de medidas ‘revitalizadoras’, de las que hay que destacar tres tipos de innovaciones: sus medidas acerca de los hindúes ya las hemos comentado, pero además de estas, hay que nombrar sus reformas en el sistema de impuestos y las medidas para que se cumplieran la ley y primase el orden[11]. Por supuesto el núcleo de ingresos de la administración se encontraba en la recaudación de impuestos. El imperio estaba dividido en distintas circunscripciones territoriales que estaban asignadas a los jāgīrdār, que cobraban los impuestos a los campesinos – generalmente marcados por la renta fiduciaria –. La cantidad de impuestos que se cobrarían lo decidía la administración central, el gobierno por lo general se quedaba con el excedente agrícola y por tanto a los campesinos les quedaba lo mínimo para sobrevivir. La principal preocupación era prevenir que los jāgīrdārs exigieran tanto a los campesinos que éstos huyeran de la tierra o incluso no fueran capaces de producir un excedente mínimo. Para intentar fortalecer las instituciones imperiales, su gobierno decretó una amplia supresión de tasas que habían repercutido negativamente en el comercio, además de suponer una fuerte carga económica de asumir para la población[12].
Por último, el final de su gobierno estuvo marcado por sus problemas en Bijāpur y Golconda, es decir la situación del Decán, la enorme resistencia hindú propiciaría un hundimiento de la economía que marcaría el comienzo del fin de la dinastía a la muerte de Awrangzīb. Este hundimiento se explicaría en que se hicieron insostenibles las cuotas de presión fiscal que se alcanzaron como consecuencia de estos problemas.

Bibliografía

- EMBREE, A. T., WILHELM, F., India: Historia de un subcontinente desde las culturas del Indo hasta el comienzo del dominio inglés, Siglo XXI, Madrid, 1974.

- GALLUD JARDIEL, E., Historia breve de la India, Sílex, Madrid, 2005.

- GRUNEBAUM, G.E., El Islam II. Desde la caída de Constantinopla hasta nuestros días, Siglo XXI, Madrid, 1979.

- MARTÍNEZ SHAW, C., Historia de Asia en la Edad Moderna, Arco Libros, Madrid, 2008






[1] MARTÍNEZ SHAW, C., Historia de Asia en la Edad Moderna, Arco Libros, Madrid, 2008, p. 30.
[2] EMBREE, A. T., WILHELM, F., India: Historia de un subcontinente desde las culturas del Indo hasta el comienzo del dominio inglés, Siglo XXI, Madrid, 1974, p. 209.
[3] GRUNEBAUM, G.E., El Islam II. Desde la caída de Constantinopla hasta nuestros días, Siglo XXI, Madrid, 1979, p. 208.
[4] GALLUD JARDIEL, E., Historia breve de la India, Sílex, Madrid, 2005, pp. 104-109.
[5] GRUNEBAUM, G.E., op. cit., p. 209.
[6] EMBREE, A. T., WILHELM, F., op. cit., p. 211.
[7] GRUNEBAUM, G.E., op. cit., p. 214.
[8] Ibíd., p. 214.
[9] Ibíd., p. 215         
[10] Estas son sólo una de las múltiples medidas anti-hindú que adoptó Awrangzīb durante su mandato. Como vemos acabaría con todas las concesiones que anteriormente promulgó Akbar en este aspecto.
[11] EMBREE, A. T., WILHELM, F., op. cit., p. 237.
[12] Ibíd., pp. 237-238.




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