domingo, 18 de enero de 2015

La mejora del transporte como causa del crecimiento del comercio intercontinental en la Edad Moderna

Indudablemente podemos afirmar que el transporte fue una de las puntas de lanza del comercio interoceánico que se desarrolló durante la Edad Moderna, y que unió rincones del planeta por vez primera o de manera más eficiente que anteriormente.

Las infraestructuras viarias mejoraron de manera apreciable en algunas zonas europeas, sobre todo ya en el siglo XVIII. Cabe decir que el transporte terrestre siguió siendo lento y caro y tuvo unos niveles de actividad sujetos a drásticas fluctuaciones estacionales. Por ejemplo en Baviera el coste de transportar 100kg por kilómetro ascendía en 1778 a 0,7 krenzer si se efectuaba por carretera; 0,5 si se hacía por vía fluvial corriente arriba, y 0,3 si se realizaba corriente abajo. Ante la inoperancia de las redes terrestres, países como Francia tomaron la iniciativa y mejoraron o construyeron nuevas infraestructuras: de 1700 a 1770 la Real Administración de Carreteras multiplicó su presupuesto por cuatro y llevó a cabo 40.000 km de carreteras reales. 

De la misma manera, los canales contribuyeron a la expansión de la navegación interior, y a una bajada sustancial de los costes del transporte no marítimo. Se realizaron canales como el de Languedoc en Francia (1681) que permitió enlazar el Atlántico con el Mediterráneo, u otros que unieron el Loira con el Sena.

Después de las mejores introducidas por los holandeses durante su edad de oro, se produjo el descenso de los costes de transporte marítimo. El tamaño de la marina mercante europea ascendía a 600.000 toneladas en 1600, a 1.000.000 en 1670 y a más de tres millones en 1780. El comercio ultramarino era el menos importante en volumen pero el que más rápido se extendió. Los comerciantes europeos procuraron reducir o eliminar las barreras políticas al comercio de ultramar, y en este contexto las mejoras en las Actas de Navegación inglesas, y las tres guerras navales con Holanda les permitieron arrebatar a Amsterdam su papel de potencia rectora del comercio intercontinental.

Los realizados con América serán los que más rápido crezcan, sentando desde 1640 los comerciantes de Europa noroccidental, las bases para el desarrollo de una "nueva economía atlántica" basada en grandes plantaciones que empleaban esclavos africanos y buscaban la producción de alimentos y materias primas.

Entre 1500 y 1820, el comercio intercontinental creció una tasa anual del 1,06%, más incluso que el PIB europeo o asiático que lo hizo al 0,4%. Estos datos permiten afirmar la existencia desde el siglo XVI de una economía mundo, ya que la actividad comercial alcanzó Australia y con ello todos los continentes conocidos. Sin embargo no puede hablarse todavía de globalización ya que no se configuró un mercado mundial: los precios en los distintos continentes no convergieron hacia un precio único.

BIBLIOGRAFÍA:

-COMÍN, F.,  Historia económica mundial. De los orígenes a la actualidad,Madrid, Alianza Editorial, 2013.

-COMÍN, F., HERNÁNDEZ, M., LLOPIS, E., Historia económica mundial. Siglos X-XX, Barcelona, Crítica, 2005.

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