domingo, 11 de enero de 2015

LA CASA DE LA MONEDA DE SEVILLA EN EL REINADO DE FELIPE II
            En el siglo XVI La Casa de la Moneda de Sevilla se vio integrada en el monopolio que ejercía la ciudad sobre el comercio americano. Durante el periodo de la dinastía Habsburgo hispana se encargó de acuñar la mayor parte del metal precioso proveniente de las Indias, provocando un fuerte desequilibrio en la producción de moneda castellana a partir de las décadas de 1570-1780 que obligó a Felipe II a intervenir limitando el perjuicio que esta situación podía tener sobre la Corona con la Pragmática del 2 de julio de 1588.
            Para comprender mejor el proceso que llevó a la ceca de Sevilla, es preciso conocer primero cómo funcionaban las cecas castellanas desde el comienzo de la Edad Moderna. Una de las grandes preocupaciones de Isabel I en Castilla una de fue la de sanear el sistema monetario legado por su hermanastro Enrique IV en el que habían proliferado de cecas ilegales y acuñaciones fraudulentas. Por ello ya en la Real Cédula de Sevilla de 1475 se especificaban duras penas contra quienes falsificaran la moneda o acuñasen sin permiso regio. Sólo se podría amonedar en una de las seis cecas oficiales del reino: A Coruña, Burgos, Toledo, Segovia, Cuenca y Sevilla a la que se añadiría a finales de siglo la de Granada. En 1497 la Segunda Pragmática de Medina del Campo del 13 de junio de 1497 reguló el funcionamiento de las cecas como entes autónomos pero bajo la estricta supervisión de la Corona. Eran arrendadas a comerciantes y financieros encargados de amonedar el metal precioso que los particulares llevasen a la ceca a cambio de un porcentaje del mismo (la Corona se reservaba la acuñación del vellón por la facilidad con que podía ser falsificado). Por último la obligatoriedad de la marca de ensayador además de la de ceca garantizaba la pureza de ley en las monedas. Este ordenamiento jurídico funcionó adecuadamente durante bajo los Reyes Católicos y Carlos I, gracias además a que renunciaron al cobro del “impuesto de señoreaje”, y contribuyó al éxito del sistema monetario castellano en el comercio europeo. Pero el Monopolio de la Casa de Contratación y algunas decisiones de Felipe II como la de abastecer de manufacturas a las colonias desde la metrópoli o la reintroducción del citado impuesto, lo alterarían definitivamente.
A partir del segundo tercio del siglo XVI se instalaron en Sevilla gran cantidad de comerciantes y banqueros (flamencos, genoveses, portugueses etc.) encargados de financiar las empresas de la Corona y de abastecer de manufacturas del mercado americano. Desde América los funcionarios y quienes tenían el asiento de las minas (de propiedad regia y de las que el rey recibía directamente alrededor de un 40 % de la producción) demandaban a la península múltiples productos llevando a cambio remesas de plata como pago. Los comerciantes-financieros sevillanos acababan obteniendo casi todo el metal que llegaba al Guadalquivir y como deseaban amonedarlo cuanto antes recurrieron masivamente a la Casa de la Moneda de la ciudad. Llevar el metal a otras cecas castellanas resultaba caro por el transporte (de ida y vuelta porque el pago en moneda se realizaría en Sevilla) y el peligroso de los salteadores en los caminos meridionales. Incluso el propio monarca acuñaba toda su plata en Sevilla para pagar cuanto antes sus deudas y estableció la prioridad de su metal sobre el resto retrasando muchos algunos pagos y perjudicando a los comerciantes que no eran acreedores de la Corona. El viejo edificio del siglo XIII era no podía cubrir la inmensa demanda y por la Cédula Real de 1584 se ordenó la construcción de un nuevo edificio que se terminó dos años después. Aunque la capacidad técnica aumentó, no fue suficiente.
Mientras la ceca sevillana daba fabulosos beneficios a sus arrendatarios los de las demás se estaban arruinando y comenzaron a declarar una menor cantidad de metal amonedado de forma que cobraban un menor impuesto de señoreaje y se beneficiaban junto a los propietarios del metal. Felipe II, acuciado por las deudas, (también él había falsificado la moneda ordenando en secreto la reducción en secreto de la ley de la plata para evitar la bancarrota) cambió de estrategia y retrasó en lo posible todos sus pagos encargando la acuñación de una buena parte de la plata regia en el Real Ingenio de Segovia, directamente bajo su control y que contaba con la nueva técnica de acuñación por rodillo.
Sin embargo no podía permitir que en un momento tan difícil a nivel financiero se escatimasen impuestos y atajó la corrupción en las cecas con la Pragmática del 2 de julio de 1588 introduciendo rigurosas medidas de control en la producción, entre ellas la fecha en la moneda. Pero  el daño ya estaba hecho y desde entonces cada vez se haría más frecuente el fraude de la ley de la plata, siendo el caso la de Potosí durante la primera mitad del siglo XVII el más destacado

Bibliografía:
       -PÉREZ SINDREU, Francisco de Paula, La Casa de la Moneda de Sevilla, su Historia, Universidad de Sevilla, 1992.
-SANTIAGO FERNÁNDEZ, Javier de, Economía y propaganda en la moneda castellana durante la Edad Moderna, Madrid, Fundación Universitaria Española, Seminario Cisneros, 2003.
-SANTIAGO FERNÁNDEZ, Javier de, Moneda de plata castellana en los siglos XVI y XVII, evolución e intentos de reforma, Barcelona, 2001.
-VILAR, Pierre, Oro y Moneda en la Historia, Barcelona, Ariel, 1981.



No hay comentarios:

Publicar un comentario