lunes, 13 de octubre de 2014

GRUPO 4. Lectura del capítulo sobre "El pensamiento económico de los escolásticos", en L. Perdices de Blas (ed.), Historia del Pensamiento Económico..., PP. 27-37


La segunda parte del capítulo de “El pensamiento económico de los escolásticos” tiene como escenario la economía castellana y la Universidad de Salamanca en las décadas centrales del siglo XVI. En el contexto inmediatamente anterior nos encontramos con una escasez generalizada de plata y oro en Europa, agudizada por el cambio de equilibrio geopolítico del mundo Mediterráneo cuando en 1453 cae el Imperio Bizantino en manos de los otomanos turcos, que se hacen con el control sobre el Mediterráneo Oriental; los otomanos eran contrarios a los intereses europeos cristianos, por lo que Europa sufrió un bloqueo del comercio con Oriente, surgiendo la necesidad de buscar nuevas fuentes alternativas. La solución no se encuentra hasta que se descubren las minas mexicanas y peruanas, explotadas por los españoles a partir de 1520. Las minas mexicanas y peruanas tuvieron importantes repercusiones para la económica castellana y para las economías europeas, ya que la llegada de remesas de plata desde las minas hispanoamericanas genera un proceso de inflación aguda. Es decir, se produjo el aumento de la cantidad de dinero en circulación en la Europa del siglo XVI, que fue el resultado de la monetización de la producción de plata y su introducción en las economías europeas. Sin embargo, en este capítulo se hace referencia a la carencia  de cifras fiables que estimen la cantidad de dinero en circulación que había en Europa antes de la llegada de la plata hispanoamericana (antes de 1520), por lo que no se puede calcular ese aumento fiablemente.

A partir de la década de 1530 las repercusiones del aumento de la cantidad de dinero en circulación en Europa fueron muy grandes, con el crecimiento de las transacciones mercantiles y financieras. Los confesores castellanos reprobaron conductas mercantiles que la iglesia consideraba inmorales, como los préstamos con intereses o los cambios secos. En este momento se publican obras sobre estas cuestiones moralistas, restringiendo prácticas de los mercaderes. A raíz de la revolución de precios que se extiende por toda Europa en esta época, los teólogos y doctores en derecho canónigo salmantinos, representantes de la Segunda Escolástica, formulan las primeras versiones de dos teorías monetarias importantes: la teoría cuantitativa del dinero y la teoría de la paridad del poder adquisitivo.

En Medina del Campo, Valladolid y Toledo fueron publicadas entre 1541 y 1547 siete ediciones de tres tratados “de cambios y de usura”. Esto supuso que por primera vez se publican en España obras específicas sobre temas económicos en lengua vernácula, ya que antes habían sido en latín. Se trata de escritos relacionados con el funcionamiento de la economía castellana de la década inflacionaria de 1540. Catedráticos de teología y derecho canónigo como Juan de Medina o Domingo de Soto discuten sobre los cambios y la usura, pero el autor que ofrece mayor precisión del análisis del mercado de cambios y crédito es Martin de Azpilcueta. La principal preocupación de todos estos autores de tratados de cambio y de usura castellana era la naturaleza de las transacciones llevadas a cabo en las plazas comerciales y ferias de Castilla. Con la llegada de remesas de plata y oro aumentó el número de las transacciones, aparecieron una variedad de nuevos tipos de contratos mercantiles y subieron los precios relativos de los bienes. Se produce una evolución de la economía castellana hacia una tendencia mucho peor, según los autores, ya que había una conducta inmoral de los mercaderes. Había una gran confusión entre la licitud o ilicitud de las nuevas prácticas mercantiles, como los préstamos. En cuanto al grado de éxito de los tratados no se sabe exactamente, pero por sus múltiples reediciones y difusión parece que fue importante. Los leían más los confesores que los mercaderes, porque no eran muy aficionados a la lectura, y si los leían era más para enterarse de las prácticas ilícitas que podían usar para ganar dinero que para actuar moralmente. Todos los tratadistas comparten la idea de que los problemas de la economía castellana tienen su origen en la codicia de los mercaderes.

En este ámbito de los tratadistas económicos tiene importancia la Escuela de Salamanca, donde destacan Domingo de Soto, Martín de Alpizcueta y Tomás de Mercado, que intentan explicar los fenómenos económicos de mediados del siglo XVI. Los dos primeros afirmaban que la subida de precios tiene que ver con el aumento de la cantidad de dinero en circulación, pero no explicaban la causa, que era un aumento previo de la demanda de bienes. Dos de las teorías que se empiezan a desarrollar en estos momentos son la teoría cuantitativa del dinero, que asocia los cambios en el nivel general de precios con cambios en la oferta monetaria, y fue una teoría muy difundida gracias a las obras de Domingo de Soto y Alpizcueta; y la teoría de la paridad del poder adquisitivo, que fue formulada por Alpizcueta para explicar las variaciones de precio en las distintas plazas de mercado de España y Europa, relacionando los tipos de cambio entre dos divisas diferentes con la evolución de los niveles de precios internos de dos tipos de economías.

Por otro lado, a lo largo del siglo XVI surge el problema de los pobres, un debate que distingue entre los pobres verdaderos y los pobres falsos o fingidos. Los autores de esta época dicen que el aumento de pobres se debe al aumento de la inmoralidad y la holgazanería, y se realizan políticas de todo tipo para solventar el problema (recogimiento y reclusión). Sin embargo, los demógrafos modernos dicen que el fenómeno del aumento del número de mendigos, sobre todo en los centros urbanos, se puede deber a una redistribución de la población y un reparto del excedente de mano de obra, y no a una conducta moralmente reprobable (vida de ocio y vicio). Luis Vives hace la distinción entre pobres fingidos y pobres legítimos, mientras que Domingo de Soto defiende el derecho del pobre a pedir limosna y duda de esta distinción entre tipos de pobres.


Finalmente, con la llegada de la Reforma protestante y la Contrarreforma en el siglo XVI se produce la fragmentación de la comunidad científica europea y el paulatino ocaso de los estudios escolásticos y de las universidades católicas de Europa como centros de investigación científica, lo que rompe con la continuidad en los debates de temas económicos. A pesar de que se publican grandes obras a finales del XVI y principios del XVII no introducen nada nuevo al análisis económico escolástico anterior. En España las discusiones sobre temas económicos se trasladan a esferas laicas y extra-universitarias con una escasa preparación teórica. La teoría monetaria se queda estancada y los estudios del sistema monetario se centran en problemas relacionados con la política emisora de las cecas. Hasta el siglo XVIII, con Hume o Locke, no se vuelve a elevar el nivel teórico del debate sobre el funcionamiento del sistema monetario.

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