domingo, 12 de octubre de 2014

JAPÓN Y ESPAÑA. PRIMEROS CONTACTOS CON LA RELIGIÓN Y EL COMERCIO ESPAÑOL EN EL JAPÓN MODERNO.



Como todos sabréis a lo largo de 2013 y 2014 España y Japón se encuentran en plena celebración del aniversario de los 400 años de relaciones bilaterales entre ambos países. La actualidad está presente y podemos considerar que actualmente ambos países conllevan unas relaciones diplomáticas, que si bien son limitadas, pueden ser consideradas aceptables. No obstante, como historiadores, es nuestra obligación realizarnos la pregunta clave respecto a este asunto. ¿Cuál fue el comienzo de estas relaciones diplomáticas? Y con respecto al tema que nos atañe, ¿cuál fue el comienzo de las relaciones comerciales entre ambos países y que relación tuvo ello con la religión cristiana?

El contacto entre españoles y japoneses comenzó a finales del siglo XVI cuando algunos navíos japoneses llegaron a Filipinas, dado el interés japonés por comerciar con Manila y el de las órdenes mendicantes por evangelizar Japón. Sin embargo, esta relación estuvo marcada por la intervención portuguesa, que había establecido misiones jesuitas en Japón desde 1549, así como comercio regular desde Macao, y la del papado, que había otorgado el monopolio religioso en Japón a los jesuitas desde 1585. No obstante, los mendicantes consiguieron entrar en 1592 en Japón y obtener permiso para ello oficialmente en 1611. Sin embargo, las relaciones hispano-japonesas no perduraron, truncadas por la prohibición del cristianismo en 1614 y la prohibición de entrada a los navíos españoles en 1624. De esta etapa, perduran numerosas fuentes misionales, aunque las de comerciantes son más escasas, excluyendo la Relación del Reino de Nippón al que llaman erróneamente Japón del mercader español Bernardino Ávila Girón, que refleja que cualquier relación entre España y Japón siempre estuvo caracterizada por la estrecha relación entre religión y comercio.

La primera relación entre misioneros y comerciantes españoles en Japón fue la ocurrida entre Juan Cobo y Juan Solís. Los comienzos de este episodio histórico comenzarían con el naufragio de un navío español en 1584 en la costa japonesa mientras se dirigía de Acapulco a Manila. Entre sus tripulantes destacaron dos franciscanos que en sus relaciones con la ciudad de Hirado, recibieron de esta ciudad el interés en recibir misioneros y naves mercantes de Filipinas. No obstante, la oposición del líder japonés Hideyoshi Toyotomi al cristianismo y su consternación por este hecho provocó la declaración del estado de guerra en Manila. En esta situación, los jesuitas, en nombre del señor local de Satsuma, pidieron refuerzos a los mendicantes y comerciantes de Filipinas para que enviasen navíos a la región. En respuesta a este intento regional por establecer relaciones, Hideyoshi envió una embajada a Manila donde se exigía a su gobernador que enviara una embajada a Japón para rendir tributo en señal de amistad, o en caso contrario se le consideraría como enemigo. Así, se procedió a enviar al dominico Juan Cobo acompañado por el comerciante Juan Solís, quien había estado anteriormente en Japón con la intención de crear una red mercantil que uniese Satsuma y Macao tras haber perdido su anterior barco y dinero a manos de los portugueses en Macao, y que señalaba la muerte de su compañero comercial Eduardo Antonio a manos de los portugueses, quienes posteriormente repartirían la herencia de éste entre los jesuitas. De esta manera, y pese a la oposición portuguesa, que pretendía proseguir con su monopolio económico y comercial sobre Japón debido a que Felipe II había mantenido las cuestiones portuguesas bajo dominio del Consejo de Portugal, ambos lograron llegar ante Hideyoshi en su castillo de Osaka. En esta reunión Solís actuó como traductor y acusó a los portugueses de no permitir entrar a navíos extranjeros a Japón, lo que fue apoyado por los magistrados de Nagasaki que acompañaban a la embajada, con la manifestación de la existencia de jesuitas en Nagasaki pese al edicto de expulsión de los misioneros. Así, Hideyoshi determinó que se expulsase definitivamente a los jesuitas, se juzgase a los portugueses si habían actuado contra los españoles y se permitiese el comercio entre Manila y Japón. En esta situación, Solís y Cobo regresarían a Manila, muriendo el segundo al naufragar en Manila, y siendo sustituido por el franciscano Pedro Bautista como embajador en Japón con el objetivo de que regulase el comercio entre ambas zonas. No obstante, Hideyoshi prohibió a los frailes evangelizar en Japón, y siempre los urgió a regresar a Filipinas una vez terminadas sus actividades comerciales. Sin embargo, los frailes consiguieron instalarse en Kioto y comenzaron a predicar, siendo el hecho descubierto por Hideyoshi, y condenándose a éstos condenados a muerte, pasando a ser conocidos posteriormente como los 26 mártires del Japón.

No obstante, de este relato sobre los primeros contactos comerciales entre ambas naciones hay que destacar algo indudable, como es la colaboración entre el mercader Juan Solís y el dominico Juan Cobo, mostrando una estrecha relación de intereses entre las intenciones de establecer un comercio regular de Solís y las intenciones evangelizadoras de Cobo. Así, este relato se convirtió en una de las características de un contexto de Japón que se encontraba en proceso de unificación, y que terminaría con sus relaciones con España mediante el edicto anticristiano de 1587  y su prohibición definitiva en 1614, lo que hizo más difícil la colaboración entre mercaderes y misioneros. Esta relación de conflicto entre ambas naciones surge del vínculo inseparable entre política, comercio y religión existente en la Corona española, mientras que naciones como Inglaterra y Holanda ofrecieron unas relaciones comerciales con Japón sin exigencias religiosas a cambio, lo que llevó a que mientras con estos países fueron más duraderas las relaciones diplomáticas con España se pusieron fin en 1624 y con Portugal en 1649.
 
BIBLIOGRAFÍA:
·         CABEZAS GARCÍA, A.: El siglo ibérico de Japón. La presencia Hispano-Portuguesa en Japón (1543-1643), Valladolid, Secretariado de publicaciones e intercambio editorial de la Universidad de Valladolid, 2012.
·         ZAMORA CALVO, M.J. (Directora): Japón y España: acercamientos y desencuentros (siglos XVI y XVII), Gijón, Satori Ediciones, 2012.

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