miércoles, 15 de octubre de 2014

¿Qué es el mercantilismo y qué críticas suscitó?


Si analizamos el concepto de mercantilismo veremos que ha sido objeto de múltiples interpretaciones, ya que fue un fenómeno muy complejo y puede ser estudiado desde diversos  puntos de vista. Sin duda, podría ser considerado como el primer capítulo de importancia de la historia del pensamiento económico. Las políticas mercantilistas de las potencias europeas desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII constituyen un pilar importante de la historia económica mundial.

Tradicionalmente, se ha presentado el mercantilismo como aquella teoría económica en la cual la riqueza se identificaría con los metales preciosos, su fin sería la acumulación de estos metales y se llevarían a cabo políticas proteccionistas y de intervención del Estado en la economía. El inicio del mercantilismo en 1550 (aproximadamente) coincide con el fin de la Edad Media y el inicio a la Edad Moderna a partir de los siglos XV y XVI. Hay que tener en cuenta que no se puede entender la emergencia del mercantilismo y su expansión en Europa a partir del siglo XVI sin conocer la expansión del mundo conocido (con el descubrimiento de América), el auge del absolutismo y el surgimiento de las potencias coloniales. En la época inicial del mercantilismo, inicios de la modernidad, se produce un gran crecimiento del comercio y de la actividad económica en general.

Desde la perspectiva de la teoría económica, los mercantilistas no estaban interesados en teorías de la producción o el consumo, sino que lo que buscaban era el aumento del poder del Estado. Para obtener este aumento de poder se oponían a otros Estados, la Iglesia y los señores feudales, los tres poderes de importancia en la época. El mercantilismo, por lo tanto, además de su vertiente económica tenía un matiz de geopolítica, el aumento de la riqueza y la economía de un país tenían como consecuencia un aumento absoluto para el país.   

En cuanto a la balanza comercial, Thomas Mun, autor mercantilista, afirmó que la prohibición de exportar oro y otros metales preciosos heredada del medievo era necesaria y que las exportaciones de oro de un país debían ser iguales a su déficit comercial; por lo tanto, si un país tenía superávit comercial iba a estar importando (y no exportando), oro, por lo que no era necesario prohibir las exportaciones de oro sino que era suficiente asegurar una balanza comercial superavitaria. Se ha acusado a los mercantilistas de haber favorecido el control de cambios y el control de los flujos de metales preciosos, sin embargo, Heckscher señala que la tendencia de los países a restringir la salida de metales preciosos se venía dando desde mucho antes, desde el tiempo de las cruzadas, y aún se mantenía durante la Primera Guerra Mundial; por lo tanto, no fue una política exclusiva de los mercantilistas, pero lo que sí es cierto es que las restricciones a los flujos de metales preciosos tuvieron especial importancia en la época de la doctrina mercantilista.

Generalmente se ha asociado el mercantilismo con el acumulamiento de metales preciosos en stock como sinónimo de riqueza; sin embargo, los mercantilistas también hablaban de una circulación de dinero, lo cual se lograría con la obtención de superávit comerciales, asegurados mediante el monopolio del comercio colonial.

El declive del mercantilismo se produce en el siglo XVIII, a raíz del inicio de la Revolución Industrial en Inglaterra (1760-1830), del inicio del derrumbe de las potencias coloniales y del declive del absolutismo que llega con la Revolución Francesa de 1789.

Como toda doctrina económica y política, el mercantilismo suscitó diversas críticas de muy variada gama a lo largo del tiempo. A pesar de ser una teoría económica del siglo XVI, no fue comprendida en su total alcance hasta el siglo XVIII, ya que la mayoría de sus contemporáneos no la entendieron. Entre las críticas al mercantilismo encontramos a David Hume quien tachó a los mercantilistas de preocuparse por los metales preciosos como sinónimo de riqueza. También los fisiócratas lo criticaron, ya que ellos promovían el laissez-faire y el libre comercio. Pero sin duda, una de las críticas más directas que recibió el mercantilismo fue de la mano de los autores clásicos, que con ellas lograron que el mercantilismo no tuviera buena fama entre los economistas. Adam Smith en la Riqueza de las Naciones (1776) critica el sistema mercantil mercantilista, ya que no estaba de acuerdo con el proteccionismo y la regulación por parte de algunos productores y comerciantes para obtener ganancias beneficiándose de otros productos y del propio consumidor. Abogaba por la idea de la especialización y  el intercambio provechoso. Esta crítica fue aceptada por los autores de la escuela clásica.

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ROJAS, JORGE. “El Mercantilismo. Teoría, política e historia”, en Economía, Volumen XXX, nº 59-60, junio-diciembre de 2007, pp. 75-90.

"El pensamiento económico de los escolásticos", en L. Perdices de Blas (ed.), Historia del Pensamiento Económico..., pp. 42-48.

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