miércoles, 15 de octubre de 2014

L’estate di San Martino. Un despegue de la economía italiana en la mitad del siglo XVI

« La nebbia a gl'irti colli
Piovigginando sale, E sotto il maestrale
Urla e biancheggia il mar;
Ma per le vie del borgo Dal ribollir de' tini Va l'aspro odor de i vini L'anime a rallegrar.
Gira su' ceppi accesi Lo spiedo scoppiettando: Sta il cacciator fischiando Su l'uscio a rimirar
Tra le rossastre nubi Stormi d'uccelli neri, Com'esuli pensieri, Nel vespero migrar. »

(Poesía de: Giosuè Carducci)

Cuando hablamos de l’estate di San Martino (el verano de San Martín), tenemos que situarnos en la segunda mitad del siglo XVI y aclarar que se corresponde con una fase expansiva de la economía italiana. Para comenzar, debemos señalar una gran crecida demográfica. Se pasa de los 10 a los 13 millones en todo el territorio italiano, las grandes realidades urbanas van a ver cómo cada vez están más pobladas. En el primer puesto de estas ciudades se sitúa una de las ciudades más pobladas de todo Europa, Nápoles, que ve como se multiplica por dos el número de habitantes (300.000 al final del siglo XVI). La va a seguir Venecia con casi 200.000 habitantes, o ciudades como Roma y Palermo con 100.000 habitantes.
Superados los tiempos difíciles de la primera mitad del siglo XVI y el largo período de guerra, las inversiones en actividades económicas crecen, sube el coste del dinero y aumentan los precios de los bienes y de los servicios. Con esto observamos un cambio en el juego de la demanda y de la oferta.

Esta estación de la economía italiana, está representada como el verano de San Martín, pero, no sólo se refiere a la duración del relance de la economía italiana; se quiere aludir también, a la cualidad del desarrollo económico y a la relación entre la favorable situación internacional y a la estructura de la economía italiana. 

Nos encontramos con una Italia en la cual, la relación entre población y recursos es bastante desfavorable. El aumento de la población supone también el aumento de necesidades de alimentación, sobretodo de grano. La cerealización de la agricultura italiana fue obtenida a través de mejoras en la agricultura, con la cultivación de nuevas tierras, nuevos sistemas de abogo y de irrigación. Hay que destacar que estas mejoras en la tierra, no suponen mejoras en las condiciones económicas y humanas del mundo campesino italiano, sometido al régimen feudal, a una durísima relación de dependencia del señor feudal o del gran propietario de la tierra. 

Por otra parte, van a mejorar otros sectores de la economía como el sector textil o el sector manufacturero ligado a la maquinaría militar. En el sector textil dedicado a la lana van a destacar ciudades como Milán, Mantua, Pavía o Florencia; en el sector de la seda van a destacar sobretodo Génova, Venecia, Nápoles, Milán o Florencia. En cuanto al sector manufacturero de maquinaría militar destacan Venecia y Nápoles. Venecia por las construcciones navales y Nápoles, como lugar de la flota española, va a destacar por el aprovisionamiento y reparaciones de estas estructuras navales. 

Pero, en los sectores dónde se observa una mayor incidencia de la economía italiana en la economía mediterránea fueron los de crédito y comercio. La balanza de pagos era favorable a Italia, destacando los asientos que los operadores financieros genoveses concedían sobre todo a la Corona española.

La favorable situación internacional tiene una influencia positiva también sobre el área más débil de la economía italiana, la zona del Mezzogiorno (sur de Italia). Esta expansión, está favorecida por la formación de un rango de mediadores entre los grandes propietarios feudales y los campesinos: los massari. Pero, no es suficiente. La economía del Mezzogiorno italiano era fuertemente dependiente de los mercados extranjeros. El control del tráfico comercial y del mercado del dinero estaba en las manos de toscanos, genoveses y flamencos. Otro elemento decisivo dentro de la fragilidad económica de Nápoles es que, se creaba una relación constantemente desfavorable entre las exportaciones de grano y las importaciones de manufacturas. Revelándose de esta manera, las características del Mezzogiorno italiano: una zona que exportaba seda, aceite, vino y grano e importaba manufacturas; una zona que no lograba una producción autosuficiente ni tenía dinámicas de desarrollo y que dependía en gran medida del capital extranjero. De este modo, se acentuaría una rotura entre las dos Italias, que hoy en día se mantiene. 
  
Información elaborada a través de informaciones de la profesora Napoli, del departamento de Historia Moderna en la Università degli studi di Salerno; y con el apoyo del manual del profesor Aurelio Musi, Le vie della modernità.


 

2 comentarios:

  1. Sí, Verónica. Además me parece enriquecedor que te hayas asomado a información ofrecida desde fuera de España.

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