domingo, 12 de octubre de 2014

LA GRANDEZA MARÍTIMA BRITÁNICA. LAS COMPAÑÍAS COMERCIALES INGLESAS EN SU RUMBO POR LOS MARES.



En una entrada anterior he narrado la historia de la Compañía holandesa de las Indias Orientales, sin embargo, los ingleses no participaron en los grandes descubrimientos del siglo XVI, como sí hicieron los holandeses, aunque se lucraron antes de los beneficios del comercio en estas zonas, pese a hacerlo en una menor proporción. Los ingleses desde finales del siglo XIII habían tenido en funcionamiento una compañía de comerciantes aventureros, no obstante, la primera de carácter oficial se crearía en 1486, dando cobijo a merceros, sastres, tejedores, pescadores, y toda clase de comerciantes, que actuaban individualmente, aunque guiados por la Compañía, en lo que era una asociación de hombres y no de capitales. La primera compañía inglesa establecida en acciones sería la ``Muscovy Company´´, fundada en 1556 y a la que se le reservó el comercio con Rusia, bajo la dirección del gran navegante Sebastián Cabot. Otras compañías destacables, a pesar de no ser constituidas en acciones, serían la ``Eastland Company´´, fundada en 1579 y con el monopolio sobre el comercio con Escandinavia, Polonia y la costa oriental de Báltico, y la ``Levant Company´´, fundada en 1581 y autorizada a traficar con el imperio otomano, donde levantó un establecimiento a pesar de la contrariedad de franceses y venecianos.
 
Un aspecto importante de la capacidad de las compañías recae en el ejemplo de los lords-propietarios, que habían recibido de la Corona enormes territorios de ultramar, cuya colonización correría a su cargo, pero que debido a la falta de medios para satisfacer las necesidades de tal operación, acababan cediendo la misión a favor de las Compañías. En esta situación de incapacidad de los lords-propietarios y de habilidad de las compañías, la reina Isabel I, gran impulsora del enorme poder marítimo inglés, apoyada por el financiero y comerciante inglés Thomas Gresham, se decidió a remitir una carta al conde Cumberland que en 1599 establecería la ``Sociedad de comerciantes de Londres traficantes con las Indias Orientales´´. Su capital inicial rondó las 80.000 libras esterlinas suscrito por 208 asociados, aunque no fue realmente una sociedad anónima. La carta de la Compañía comprendía: el privilegio del comercio con las Indias orientales por quince años, la autoridad absoluta sobre las tierras de asentamiento de la compañía, la exención de derechos de aduana y la autorización de exportar 30.000 libras esterlinas de metales preciosos a cambio de importar un montante equivalente seis meses después. Los objetivos de la Compañía fueron comerciales, esforzándose por suplantar el comercio español y portugués, mediante el levantamiento de establecimientos en Bantam y Surata, el comercio con mercaderes ingleses esparcidos por el mundo, y privilegios de tráfico para sus capitanes y comisionistas. 

No obstante, pronto la compañía comenzó a sufrir dificultades mediante la hostilidad holandesa y la pobreza de capital. En cuanto al conflicto con los holandeses se manifestó con encuentros armados en las Indias, en los cuales los ingleses no llevaron la ventaja y tuvieron que aceptar un acuerdo precario en 1619. Respecto al capital, fue modificado en 1612, siendo suscrito por más de un millar de personas de todas las clases sociales, lo que ayudó a la consolidación de la red comercial. Así, en 1615, la compañía poseía 19 establecimientos principales en Oriente, así como tras la expulsión portuguesa del Golfo Pérsico en 1622, consiguió tramar relaciones comerciales con Persia en 1628. Sin embargo, a pesar de la prosperidad inglesa y de los tratados de amistad, los holandeses siguieron presionando a los ingleses hasta que los consiguieron expulsar de Indonesia, teniendo que solicitar la compañía inglesa una nueva convención con los holandeses en 1654. No obstante, Cromwell, quien ahora dirigía el poder inglés, invadió militarmente los Países Bajos, y pese a que esto debía haber hecho triunfar a la compañía inglesa, a ésta le fueron retirados sus privilegios hasta 1658, cuando se los retornaron con numerosos atenuantes. Con el regreso de los Estuardo al poder, la compañía abrió nuevas rutas, mediante la llegada de té a Bantam (anteriormente exclusivo de las manos holandesas en Batavia). Asimismo, la compañía consiguió nuevas concesiones territoriales en la India por parte de la Corona o como resultado de transacciones comerciales, como lo fue la Calcuta de Alivardi Khan. A finales de siglo, la compañía holandesa había perdido el vigor de antaño, mientras que la inglesa intensificó su lucha para sobreponerse a las otras compañías y a los intereses franceses.

Por otro lado, pese al tardío interés inglés por las Indias Occidentales, también existió influencia de las compañías en esta zona. El primer paso lo daría el lord-propietario Walter Raleigh, que frustrado por sus escasos beneficios en Virginia, cedió sus derechos en 1606 a una Compañía de Virginia comandada por grandes señores. Los principios de esta compañía fueron duros, dada la escasez de población de la capital colonial, en Jamestown. Sin embargo, con la subida al poder como gobernador de Sir Thomas Dale, éste solicitó nuevos medios financieros, obteniendo la autorización de emitir una suscripción de 30.000 libras. Desde entonces, las grandes plantaciones de tabaco se multiplicaron, y, en esta situación de prosperidad, surgieron los aires independentistas en la región con la creación de una asamblea colonial y una constitución en Jamestown que implantó en Virginia un parlamento. Desde Londres, el rey solicitó la restitución de poderes, pero ante la negativa de la Compañía, éste tuvo que movilizar al tribunal del Banco del Rey, que anuló estas intenciones, suprimió la compañía y devolvió al rey todos sus privilegios.

La labor que no pudo conseguir la Compañía de Virginia, lo conseguiría la Compañía de la Bahía de Massachusetts. Esta nueva compañía sería formada por puritanos que en 1620 partirían de Plymouth mediante el Mayflower hasta el Nuevo Mundo donde fundarían Nuevo Plymouth, con ansias por crear una nueva patria que cumpliese sus ambiciones políticas y religiosas. Carlos I no pudo ignorar esto y, para controlarla, en 1628 erigió a la colonia en el ``Gobierno y Compañía de la bahía de Massachusetts´´. Gracias al éxito de la compañía, en 1629 se formó una asamblea en América que decidió que el gobierno y la carta de privilegio debían ser transferidos a los colonos, en lo que sería el principio de la búsqueda de nuevas libertades. Ante esto, Gran Bretaña no reaccionó excesivamente, y continuando las prósperas misiones de la compañía, y aprovechando que los accionistas no retiraban los grandes dividendos de la compañía, ésta se fue ensanchando y fueron surgiendo alrededor de Massachusetts pequeñas colonizaciones como Maine en 1630, Maryland en 1632 y Connecticut en 1637, en lo que se conformaría como Nueva Inglaterra. De esta manera, ya fuese como compañía de carácter plenamente comercial, como lo fue la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, o con carácter económico e independentista, como lo serían las americanas, la grandeza marítima británica quedó marcada a lo largo de la historia como la digna de un gran imperio. 

BIBLIOGRAFÍA
·         CHESTERTON, G.K.: Breve Historia de Inglaterra, Barcelona, Editorial El Acantilado, 2005.
·         COLLING, A.: Historia de la Banca. De Babilonia a Wall Street, Barcelona, Ediciones Zeus, 1965.

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